Relais & Châteaux se consolida como el lugar donde cada visita se convierte en una memoria imborrable. Su legado de más de seis décadas, se ha traducido como sinónimo de lujo, exclusividad y gastronomía de alta calidad. Fundada en 1954 en Francia, esta prestigiosa colección agrupa más de 500 hoteles y restaurantes independientes en más de 60 países. Cada establecimiento, cuidadosamente seleccionado, refleja la autenticidad y el espíritu de la región en la que se encuentra, ofreciendo a sus huéspedes una experiencia única y personalizada. Relais & Châteaux no solo destaca por su excelencia en la hospitalidad, sino también por su compromiso con la sostenibilidad y la promoción de la cultura local. LA RAZÓN habla con su presidente, Laurent Gardinier.
¿Qué os hace únicos?
Nosotros somos una asociación donde siempre hemos dado mucha importancia a la relación entre los miembros. La unidad es lo que setenta años después seguimos celebrando, formamos parte de una misma familia. No nos olvidamos que Relais & Châteaux nació con solamente siete miembros; ahora somos reconocidos internacionalmente, nos hemos hecho fuertes.
¿Qué cosas han cambiado con el paso de los años?
Todo y nada. El espíritu de nuestra identidad sigue siendo el mismo de los principios, compartimos los mismos valores. Pero la manera de operar ha cambiado, nos adaptamos a los cambios que han evolucionado desde 1954.
¿Qué diferencia Relais & Châteaux de otros nombres del sector hotelero de lujo?
Somos una marca integrada con nombre propio y gestionados de manera autónoma, solo nos adherimos a hoteles si comparten el respeto a la cultura, a la gastronomía y a la atención personalizada, entre otras muchas cosas que nos caracterizan. En nuestro caso, la gastronomía nos define, de hecho, actualmente contamos con una red de 800 restaurantes con el mayor número de estrellas del mundo, 40 verdes y 376 en la Guía.
¿Qué criterios hay que seguir para formar parte de esta insignia?
Estrictamente, los criterios de calidad para poder formar parte de esta asociación superan la cifra de 300. Por resumir, diría que hay que ser singular, es decir, ser parte del alma que identifique un lugar. Respetamos los espacios en los que nos alojamos, apostamos por enriquecernos de las distintas culturas y diversidades del mundo. Poco a poco hemos ido aprendiendo de cada destino y eso nos ha hecho una asociación consolidada y fuerte.
Es cierto que la personalización y el componente familiar es una insignia de la asociación, ¿cómo lo habéis conseguido?
Es muy importante. Lo hemos conseguido mantener precisamente por ese respeto y admiración que tenemos a las culturas donde nos asentamos, por ejemplo, potenciando su gastronomía y ayudando a sacar el lado más especial de cada rincón del mundo. Por eso se nos puede encontrar en Europa, en Estados Unidos, en Japón y mucho más.
Con el incipiente crecimiento, principalmente en las grandes ciudades, de alojamientos turísticos, ¿qué futuro le depara al sector hotelero?
Somos conscientes de la amplia oferta y de todos los servicios que se prestan actualmente, pero no competimos con ellos, somos diferentes. Somos restaurantes, experiencias para clientes, patrimonio histórico y cultural… No tenemos nada que ver. Igualmente, tampoco el nivel es el mismo, nosotros estamos dentro del sector del lujo y somos conscientes de que no todo el mundo se lo puede permitir. En resumen, es un mercado diferente.
¿Qué planes tenéis de cara al futuro?
Estamos estudiando el mercado chino, por ejemplo. Queremos asentarnos en India y otros países. Es cierto que somos muy fuertes en el sur de Europa, como España, Italia y Portugal; pero también en Estados Unidos y Canadá; Latinoamérica o Japón, que somos ya 20 miembros; y Sudáfrica. En España tenemos propiedades preciosas y estamos creciendo muy rápido.