425 años del “pintor de pintores”: estos son sus cuadros más vinculados a Sevilla

425 años del “pintor de pintores”: estos son sus cuadros más vinculados a Sevilla

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez es un pintor muy vinculado a Sevilla sin apenas obra en su ciudad. Estudió y practicó el arte de la pintura en su ciudad natal hasta cumplir los veinticuatro años, cuando se trasladó con su familia a Madrid y entró a servir al rey desde entonces hasta su muerte en 1660. Gran parte de su obra iba destinada a las colecciones reales y pasó luego al Prado, donde se conserva. La mayoría de los cuadros pintados en Sevilla, en cambio, ha ido a parar a colecciones extranjeras, sobre todo a partir del siglo XIX.

La vida de Velázquez, considerado por muchos “el pintor de pintores”, es muy conocida. Nacido el 6 de junio de 1599, Sevilla, en tiempo de Velázquez, era una ciudad de enorme riqueza, centro del comercio del Nuevo Mundo, sede eclesiástica importantísima, cuna de los grandes pintores religiosos del siglo y conservadora de su arte.

Fue discípulo de Francisco de Herrera antes de ingresar con once años en el estudio de Francisco Pacheco, el más prestigioso maestro en Sevilla por entonces, hombre culto, escritor y poeta.

El barrio popular que se asoma a la plaza de San Marcos se convierte en lugar de sus correrías y ya en la juventud, Diego Velázquez conoce y vive la vida pueblerina de la Alameda de Hércules, con personajes populares que serían llevados a sus cuadros.

Entre sus cuadros más conocidos relacionados con Sevilla podrían citarse:

La Vieja friendo huevos. 1618. Actualmente en la National Gallery de Edimburgo. Una escena de bodegón y retratos de personajes humildes de su época, muy influenciada por el claroscuro, de moda esos años.

Adoración de los Reyes Magos. 1619. En el Museo del Prado, Madrid. De temática religiosa se ha interpretado que los modelos fueron familiares del pintor. Francisco Pacheco, maestro y suegro de Velázquez sería el rey Melchor, el de barba blanca. La Virgen sería la esposa de Velázquez, Juana Pacheco, con la que había casado un año antes, el Niño Jesús sería la propia hija mayor del pintor, y Diego Velázquez daría rostro a Gaspar.

El Aguador de Sevilla, en el Wellington Museum de Londres. Un gran ejemplo de la imitación del natural que los pintores jóvenes perseguían en el siglo XVII. Es el retrato de «un aguador», oficio común en Sevilla. Se relaciona también simbólicamente con las tres edades del hombre: juventud, madurez y vejez.

También son muy destacados El retrato de un hombre maduro, Los borrachos o Dos jóvenes a la mesa.

Vinculados a Sevilla, aunque con menor trascendencia, son también obras como Retrato de Santa Rufina, Imposición de la casulla a San Ildefonso e Inmaculada Concepción.

En cualquier caso, ajenos a la capital andaluza y relacionados con su época en la Corte, sus obras más famosas son “Las Meninas” y “La Rendición de Breda”.

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