Aviso a Moscú de una guerra muy larga

Aviso a Moscú de una  guerra muy larga

El alto nivel protocolario concedido a la vista del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, que fue recibido a pie de pista por Su Majestad; la firma de un acuerdo de cooperación militar para los próximos diez años y, especialmente, el reconocimiento por parte de España de las fronteras ucranianas de 1991, es decir, anteriores a la anexión de Crimea por parte de Rusia, deberían servir de aviso alto y claro a Moscú de que España, como la mayoría de las potencias occidentales, ha asumido el escenario de una guerra larga, frente a las voces que en la Unión Europea insisten en cambiar paz por territorios.

Más allá del contenido de los acuerdos, que, en lo que respecta a la entrega de armamento y material no podrán cumplirse en lo inmediato por la escasez de reservas de munición y repuestos que atraviesa la UE, hablamos de un compromiso de Estado que, sin duda, tendrá consecuencias en nuestras relaciones con el gobierno de Vladimir Putin, cuya naturaleza de Gran Potencia no es posible desdeñar, pero, también, que suscita el rechazo de buena parte de las fuerzas políticas que apoyan al actual Ejecutivo español, incluidos los propios socios del Gabinete, liderados por la vicepresidenta Yolanda Díaz.

En este sentido, creemos que la trascendencia, con sus riesgos inherentes, del alineamiento bilateral con Ucrania –que sigue la estela de Alemania, Francia y Reino Unido– debería ser abordada parlamentariamente, con la búsqueda del mayor consenso político posible, lo que incluye decisivamente al Partido Popular –al que, como viene siendo norma del sanchismo, ni siquiera se le ha consultado–, aunque comprendemos que ni al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ni al PSOE les interese poner una vez más de manifiesto su soledad política y sus diferencias de fondo con algunos de sus socios de investidura.

Ciertamente, el Gobierno puede tomarse a beneficio de inventario la ausencia en la sesión del Congreso, en la que Zelenski firmó en el libro de honor, de los diputados de ERC, Bildu, BNG y Podemos, así como las protestas del ministro Ernest Urtasun, pero en materia de política exterior, que exige continuidad en el tiempo, hubiera convenido más la fórmula de un Tratado Internacional en lugar de un memorándum de entendimiento, que no es necesario pasarlo por el Parlamento.

En cualquier caso, el apoyo explícito de España a Ucrania tiene mucho valor en las actuales circunstancias del campo de batalla, donde las tropas rusas han recuperado la iniciativa y están avanzando en el frente de Donbás y en la región de Járkov, al tiempo que se discute en el seno de la OTAN si se permite a los ucranianos usar las armas de largo alcance occidentales para atacar en el interior de Rusia. Y, como telón de fondo, España se reafirma en el compromiso europeo con la defensa de las fronteras soberanas reconocidas internacionalmente.

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