Dolors Montserrat: La triple catalana

Dolors Montserrat: La triple catalana

Su objetivo es recuperar el prestigio y la dignidad de España como Nación en la UE. «Yo siento, pienso y amo en catalán, es la mejor manera de sentirme española». Por este firme ideario, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, define a su candidata al Parlamento Europeo, Dolors Montserrat, como «La triple catalana». Una mujer de principios y valores, triunfadora como directora de la última campaña autonómica que dio unos magníficos resultados a su partido en Cataluña, diputada y vicepresidenta portavoz del grupo del PP europeo en la Eurocámara desde 2019. La apuesta de esta política nacida en Sant Sadurní d,Anoia (Barcelona), hija de la histórica presidenta popular y miembro del Parlament durante décadas, Dolors Monserat i Culleré, es la consolidación de un trabajo bien hecho durante todos estos años en Bruselas. Seria, sólida y sin tapujos, ha defendido siempre el lugar que corresponde a España en la UE, ahora totalmente marginal y devaluado, con los intereses de nuestro país y Cataluña en el escenario europeo. «El independentismo es tergiversación, una gran mentira, y Sánchez el peor presidente rendido de pies y manos por haber entregado a un prófugo la igualdad de los españoles», dijo.

Dolors es la pequeña de cuatro hermanos nacida en una familia industrial dedicada a la distribución del cava. A ella le gusta el «brut nature», sin azúcar, un producto que se exporta a más de cien países, y es una gran defensora de la agricultura, la salud y el medio ambiente con sentido común y el empleo que generan estos sectores, frente a los extremismos ecologistas de su adversaria, la socialista Teresa Ribera. «Vendamos la marca España, hay miles de familias detrás, rechazo guerras comerciales por cuestiones políticas», sentencia.

Licenciada en Derecho por la Pompeu Fabra, Abogada por la Universidad Abad Oliva CEU de Barcelona, máster en la Escuela de Práctica Jurídica, en la legislatura de 2011 fue vicepresidenta tercera del Congreso y ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad en el Gobierno de Mariano Rajoy. En el Parlamento Europeo ha desarrollado una ingente labor en las comisiones de Salud Pública, Medio Ambiente y Seguridad Alimentaria. Mujer de principios y creencias, defiende el legado histórico de Europa: «Sus raíces cristianas y tradiciones». Conocida por su pasión, energía y cercanía en el trato personal, es una figura muy respetada dentro y fuera de su partido, con una estrecha relación con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Layen.

«Es buena persona y se preocupa por sus compañeros», dijo de ella Feijóo en un desayuno celebrado en LA RAZÓN. Discreta hasta el extremo, con un velo sobre su vida privada, estuvo casada con su novio de toda la vida, se separó después y decidió, al igual que su gran amiga y mentora María Dolores de Cospedal, afrontar la maternidad en solitario. Así tuvo por fecundación in vitro a su hijo Goncal, de 13 años, a quien protege contra viento y marea de la esfera pública. De talente abierto y nada sectaria, era buena amiga de la exministra y dirigente del PSC Carmen Chacón, en cuyo velatorio lloró su muerte prematura con otros compañeros. Deportista fervorosa, practica el ciclismo, senderismo, pilates y «bikram» yoga cuando la agenda se lo permite. «Vivo pegada a una maleta, a un teléfono y a un difusor», dice como prueba de sus maratonianas jornadas en Bruselas, que a veces no le dan respiro ni para almorzar, y de su cabello rizado al viento, fetiche de su personalidad.

Cristiana devota, pero nada rancia, centrista y dialogante, moderna en su imagen fresca y jovial, es consciente de cuánto de juega en estas elecciones, que se presentan como un plebiscito entre los dos líderes nacionales, Feijóo y Sánchez. En estos cinco años ha realizado un trabajo excelente en el Parlamento Europeo y su mensaje ahora va dirigido a aglutinar el voto hacia el PP y evitar su dispersión. Todas las encuestas la dan como ganadora, pero como buena catalana no quiere caer en el triunfalismo y pelea hasta el último día. En la frenética campaña le quedó poco tiempo para montar en bici por los paisajes de su tierra, el Alt Penedés, y hacer «trekking» junto a su perro y sus hermanos, a quienes está muy unida. El día que le dieron un homenaje a su madre, con casi 30 años de presidenta del PP en Cataluña, se emocionó hasta la médula. «Gracias madre por haberme enseñado a amar esta tierra, crecer en el diálogo y la libertad, un orgullo ser tu hija», dijo desde el corazón.

Defensora de los valores cristianos, ha montado personalmente en Navidad el Belén gigante del Parlamento Europeo y es adicta a las procesiones de Semana Santa, muchas en Castilla-La Mancha cuando allí gobernaba su amiga Cospedal. «Recordemos el legado histórico de Europa, sus raíces cristianas y nuestras tradiciones», reivindica. Muy crítica con la Ley de Anistía y el independentismo, como directora de la campaña de Alejandro Fernández cosechó un resultado histórico para el PP en Cataluña. Hoy sabe lo que se juega, cómo y dónde, en unos comicios trascendentales para Europa y también en clave nacional. Con su melena rizada, mirada vivaracha y oratoria directa, está convencida de la victoria en un nuevo ciclo por el bien de España.

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