La hoja de ruta de Illa hacia el «otro procés»

La hoja de ruta de Illa hacia el «otro procés»

Andreu Mas-Colell, ex-conseller de Economía de la Generalitat (2010-2016), justo antes del «procés», y el español que quizá ha estado más cerca del Premio Nobel de Economía, defendía tras las elecciones catalanas un Govern de Salvador Illa y el PSC, validado con votos o con abstención por ERC y/o Junts. «Es lo más lógico que debería pasar –escribía– sin emociones o malos cálculos». «Pero –añadía– nuestra historia está repleta de ellos». El pacto que reclamaba parece ahora más lejos. Junqueras lo defendería, pero estaría en minoría en ERC frente a las tesis de Marta Rovira, y Puigdemont no quiere ni oír hablar del asunto. Faltan apenas diez días para que haya –con candidato o sin él– sesión de investidura en el Parlamento catalán. Y si no hay Govern todavía quedarán por delante dos meses para que pueda haber «president» antes de la repetición electoral. Es decir, en términos políticos, falta una eternidad y puede ocurrir de todo, sin olvidar la afición de los políticos catalanes a decidir sobre el sonido de la campana. Así llegó, por ejemplo, Puigdemont a la presidencia de la Generalitat.

Mas-Colell, padre intelectual de los economistas «indepes» del famoso «Colectivo Wilson», defiende la opción de Illa porque detectó, en el programa de los socialistas catalanes, una nueva hoja de ruta hacia otro «procés», que no culmina en una independencia formal, pero sí real. Apunta –pasó inadvertido, pero lo escribió en La Vanguardia– a la condonación del 20% de la deuda autonómica, traspaso de fondos de investigación y, claro, Rodalíes, las cercanías de Barcelona. Sin embargo, va más allá y da pistas de cómo se podría conseguir una administración tributaria catalana, que es algo hacia lo que el programa de Illa dice que hay que ir. La financiación singular de la que habla la ministra María Jesús Montero, la aplaudidora desaforada de Sánchez. Mas-Colell señala el artículo 204.2 del Estatut, que no está desarrollado y en donde ve la puerta hacia, aunque no la llama así, una independencia blanda. El Estatut contempla «permitir recaudar y gestionar todos los impuestos que se generen en Cataluña» De ahí a una Agencia Tributaria catalana con todos los poderes no hay más que un paso. El resultado, sin alharacas, sería una independencia real, fiscal, por la puerta de atrás, que los más capaces y menos sentimentales ven muy factible, de la mano además ahora de los socialistas de Illa. Eso sí, sería inevitable que muchos se olvidaran «de emociones o malos cálculos, pero valdría la pena», que es lo que sugiere Mas-Colell. Está escrito.

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