Sobre la supervivencia del Gobierno

Sobre la supervivencia del Gobierno

El futuro inmediato de España, su futuro político, depende de un fugado de la Justicia, el nacionalista catalán Carles Puigdemont. Sin su apoyo a los Presupuestos del Estado queda en el aire la continuidad del Gobierno «progresista» de Pedro Sánchez. De ahí los ímprobos esfuerzos para comprar al líder de Junts per Catalunya, con dinero contante y sonante de todos los españoles, y otros estipendios añadidos, los siete votos de que dispone en el Congreso de los Diputados. El frenazo desde el Tribunal Supremo a la amnistía prometida, como pago principal a sus servicios, y la entronización de Illa en la «Generalitat» han vuelto más cauteloso y desconfiado al desterrado de Waterloo. Lo ha comprobado hace unos días el oscuro emisario del sanchismo, Santos Cerdán, en su último encuentro con él en Suiza. Pero, dada la importancia de lo que está en juego, el paso siguiente consiste en subir la oferta y presionar en secreto. Ahí andan.

Sobre la supervivencia del Gobierno se multiplican las apuestas en el arranque del otoño político. Hay Gobierno para rato, pregonan desde La Moncloa. Lo repiten como un eco los cronistas del sanchismo y los que viven a su costa. Basan su optimismo en la demostrada capacidad de resistencia de Pedro Sánchez, en la marcha de la economía y en la falta de alternativa. Consideran que Feijóo sigue preso de la extrema derecha y, por esta razón, no cuenta con apoyos suficientes para armar una mayoría aceptable. Ni siquiera tiene fuerza para presentar, con lo que está cayendo, una moción de censura. Esas son las consignas del nuevo gabinete presidencial. Presentan a Sánchez como un líder mundial, un «Superman», en lucha titánica contra la derecha neofascista que viene. Él está envalentonado, capaz de resistir sin Presupuestos, ¡y hasta sin Parlamento si es preciso! Cuenta con dinero europeo a espuertas. ¡Allá Puigdemont! Seguirá, dicen, cabalgando aunque ladre la jauría mediática de la «fachosfera».

No hay Gobierno que resista dos años sin Presupuestos, replican los que opinan que esta legislatura no tiene más recorrido. Y menos con la profunda decepción de los auténticos socialistas y la inconsistencia del apoyo de sus socios y aliados, desunidos entre ellos: el gatuperio de Sumar y Podemos; el enfrentamiento a cara de perro de ERC y Junts; la sorda y encarnizada pugna entre el PNV y Bildu… Y, por si fuera poco, la incógnita del desenlace de los casos judiciales de la familia presidencial. El pronóstico más extendido es que Sánchez convocará elecciones después del Congreso del PSOE en noviembre, del que saldrá en andas.

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