Un joven de 20 años con varios antecedentes policiales por delitos relacionados con la seguridad vial protagonizó un grave incidente en la N-232, cerca de la localidad zaragozana de Alfajarín. En la madrugada, mientras conducía bajo los efectos del alcohol y las drogas, su vehículo embistió por sorpresa a una patrulla de la Guardia Civil que circulaba por la misma vía. El impacto fue tan fuerte que desplazó el coche oficial casi 200 metros.
A pesar de la fuerza del choque, los dos guardias civiles a bordo lograron salir del coche por sus propios medios. El vehículo oficial quedó gravemente dañado, con la parte trasera completamente destrozada. Por su parte, el automóvil del joven acabó chocando contra una bionda metálica en el lado izquierdo de la carretera, también con daños significativos en la parte frontal.
Un caso claro de conducción bajo los efectos del alcohol y las drogas
Cuando los agentes se acercaron al conductor, lo encontraron malherido, agarrado a la bionda para mantener el equilibrio, y afirmando que no los había visto. Los guardias civiles, tras percibir el fuerte olor a alcohol del joven, procedieron a realizarle las pruebas de etilometría y drogas. En la primera prueba, el joven dio positivo con 0,85 mg/l en alcohol y también en cocaína.
El conductor fue trasladado de inmediato al Hospital Universitario Miguel Servet en una ambulancia, mientras que los agentes también fueron atendidos en el mismo centro hospitalario por lesiones en la columna y las cervicales. Ambos policías se encuentran de baja médica.
La Guardia Civil no está reconocida como una profesión de riesgo
Este incidente ha generado una nueva llamada de atención por parte de la Asociación de Guardias Civiles JUCIL, quienes han reiterado su frustración por no ser considerados una profesión de riesgo, a pesar de los peligros que enfrentan diariamente. Desde la asociación critican que, aunque están expuestos a situaciones peligrosas, no reciben el mismo reconocimiento que otros colectivos.
Además, JUCIL ha aprovechado este caso para subrayar la disparidad salarial que existe entre la Guardia Civil, la Policía Nacional y otros cuerpos de seguridad autonómicos como los Mossos d’Esquadra o la Ertzaintza. Mientras que los agentes autonómicos pueden llegar a cobrar hasta 500 euros más al mes, los guardias civiles ganan entre un 25% y un 30% menos, sin contar los extras.
