Treinta y cuatro años después de su alternativa, Enrique Ponce se despidió de Madrid por la puerta grande. A hombros y con dos orejas. Hasta la plaza de Las Ventas llegaron decenas de famosos que quisieron disfrutar de una tarde de toros y de la despedida de Ponce de los ruedos. Entre ellos, Adolfo Suárez Illana. En una semana protagonizada por las fotografías de Bárbara Rey y Don Juan Carlos I, el hijo del primer presidente democrático del Gobierno acaparó la atención de los reporteros.
El abogado y político, de 60 años, no vivió esa etapa directamente, pero su padre, Adolfo Suárez, sí tuvo vínculo con Bárbara Rey. De hecho, fue imagen de la campaña electoral del partido UCD. Ante la insistencia de los periodistas, Suárez Illana esquivó como pudo las preguntas: “La actualidad hoy es la de la plaza, la actualidad está en la plaza, muchísimas gracias”.
Quien sí hablo en su momento fue la secretaria de su padre María Ángeles López de Celis, una mujer que trabajó codo con codo con cinco presidentes del Gobierno, desde Suárez hasta Zapatero, y conoció los secretos mejor guardados de Moncloa. Llegó al palacio presidencial con 21 años y con todo lo que vio y escuchó escribió “Los presidentes de zapatillas”. También contó sobre sus mujeres en “Las damas de la Moncloa”. Finalmente aunó los dos en un único título: “Presidentes en zapatillas y sus primeras damas”.
López de Celis desmintió el rumor que circuló durante un tiempo atribuyendo a Suárez el papel de alcahueta o intermediario en la relación de Bárbara con el Rey Juan Carlos. Lo único cierto es que la actriz, una de las estrellas más populares de la época, aceptó su propuesta de colaborar en sus campañas, de manera que se convirtió en una especie de musa para su partido. Además de pedir el voto, participó en los eventos.
De aquel tiempo, Bárbara comentó que su colaboración con la UCD le costó la carrera. “Se fue todo mi trabajo al traste. Me perjudicó enormemente. Tenía varios programas para trabajar, hasta me propusieron presentar el tiempo en TVE a finales del 76. Pero todo eso acabó para mí y más compañeros al apoyar al partido”, contó hace tiempo. Cansada de la situación, se presentó en varias ocasiones en el despacho de Moncloa, enfadada y “con poca paciencia”, en palabras de López de Celis.
Para Suárez Illana es tiempo pasado que, dada su discreción, no ve oportuno remover. De ahí que ayer en Las Ventas se limitase a hablar de Ponce, el gran protagonista de la jornada: “Un regalo de Dios, la verdad que un hombre como Enrique pueda despedirse en esta plaza saliendo por la puerta grande es algo realmente de agradecer al público, al palco y a todo. Ha sido un premio a una trayectoria muy grande y creo que las gracias hay que darlas”.
