Abarth 500-e, cuando se impone la vocación deportiva

Abarth 500-e, cuando se impone la vocación deportiva

Presentado hace un año de la mano del ex-Campeón del Mundo de rallyes Miki Biasión en el Lingotto, la histórica sede de Fiat, la llegada de la electricidad a la marca del escorpión suponía una fuerte apuesta en espera de una buena aceptación del público habitual de Abarth que les ofrece un coche tan radical en su aspecto como el 500 Abarth ya conocido y mejorando aún más sus prestaciones.

Y ahora que los fieles a la marca del escorpión no echasen de menos ese sonido embriagador de sus escapes, se le ha dotado de un juego de altavoces internos y externos para reproducir, siempre de manera voluntaria, el sonido de su hermano térmico el 595. Se demuestra así que conceptos de “cero emisiones” o sostenibilidad no están reñidos con prestaciones deportivas y placer de conducir, a base de algo tan puro como el mundo de las sensaciones al volante a un precio que parte de los 33.000 euros, campañas promocionales incluidas.

Según la marca, este Abarth 500e es el fruto de un trabajo que ha combinado la ingeniería más precisa con las tecnologías más avanzadas. La marca del escorpión presenta su primer vehículo 100% eléctrico con un resultado tan irreverente, como lúdico y audaz capaz de reproducir ese sonido tan típico de sus hermanos térmicos gracias a una función (bastante difícil de encontrar en los diferentes submenús de su pantalla central) denominada “sound generator” , muy similar al del Porsche Taycán, que nos permite elegir entre el silencio de los coches eléctrico, con la subida de adrenalina que nos proporciona el rugido de un motor deportivo.

Al volante la vida a bordo es más cómoda y ergonómica que la que había en sus hermanos térmicos. La altura de conducción es más baja. Ahora sus asientos son más regulables en todos los aspectos, y los pedales en acabado deportivo dan la talla. La adaptación de altura y profundidad de volante mejora ostensiblemente, algo muy útil en el recorrido mixto que íbamos a sugerirle mientras nos acomodábamos en unos asientos rabiosamente deportivos a base de cuero y alcántara con el escorpión grabado en laser en el reposacabezas como advirtiéndonos de donde nos vamos a meter… Un salpicadero precioso con acabados en alcántara frente a una pantalla central de dimensiones moderadas nos hace pensar que estamos al volante de algo deportivo de verdad.

Tras varios minutos pasando pantallas y subpantallas hasta encontrar el “sound generator”, nos ponemos en marcha verificando que sus llamativos colores y su embriagador sonido propician las primeras contracturas de cuello entre los viandantes. Nuestros primeros kilómetros por autovía ya nos dejan ver que, ya en el modo más civilizado de los tres que posee, el “Turismo”, la entrega del par es instantánea y sus aceleraciones, como buen eléctrico, son espectaculares sin que el consumo de energía se dispare.

Cuando salimos de la autovía y cambiamos al modo “Scorpion Street” para hacer unas decenas de kilómetros de carretera convencional algo virada ya vemos que sus prestaciones nos permiten adelantamientos en muy poco espacio y que su apoyo en curvas, pese al peso de las baterías, puede ser un elemento a elogiar, descubriendo una frenada regenerativa bastante eficaz.

Ya en uno de los tramos más habituales de los rallyes de Madrid decidimos buscar los límites, lo que nos permitió descubrir mucho puntos a favor y algunos mejorables, ya en modo “Scorpion Track”, el más radical de todos, donde esperamos lo máximo e incrementamos aún más la frenada regenerativa. En esas circunstancias pudimos constatar un reparto de masas excepcional gracias a la buena disposición de las baterías que confiere un centro de gravedad muy bajo. Unas suspensiones equilibradas pero enérgicas evitan en gran medida un excesivo cabeceo en las frenadas o demasiada inclinación en los apoyos para no perder la trayectoria sugerida por el volante, aunque, si nos pasamos un poco rápidamente constataremos un marcado carácter subvirador que no hipoteca para nada su comportamiento a nada que levantemos un poco el pie.

Cotejando los datos de este 500e observamos que supera en prestaciones a las de su hermano de motor convencional, tanto en salida parada, como en recuperaciones desde varias velocidades y umbrales de utilización, lo que aporta una seguridad de conducción intachable. Haciendo conducción deportiva echamos de menos unas levas en el volante que “simulen” el hecho de engranar tanto marchas hacia arriba, como reducirlas hacia abajo y que dosifique una retención que ahora se nos hace inexistente. Pero esto no es un coche de rallyes. Algo que se nos olvida en este tipo de escenarios debido, en parte a los 113kw, 154 caballos, que nos permiten pasar de 0 a 100 en 7 segundos. El par a la salida de las curvas cerradas es tan importante que debemos de ser suaves con el gas si no queremos estar un rato perdiendo tracción, recuperando de manera inmediata su compostura en plena aceleración.

Aunque su autonomía no es muy elevada, el Abarth 500e es rápido hasta en su velocidad de carga de baterías, que en solo 5 minutos se obtiene carga para unos 50 km y en 35 minutos ya tenemos el 80% de batería recuperada. Nuestra impresión es que estamos ante un coche muy divertido, ideal para llamar la atención en cualquier escenario sin olvidar el urbano, para disfrutar de sus prestaciones y para que todas las cabezas de una terraza se giren a tu paso, tanto por su sonido como a su llamativa gama de colores.

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