Alfredo Alvar, premiado con el «Luis Salazar y Castro» por los Hidalgos de España

Alfredo Alvar, premiado con el «Luis Salazar y Castro» por los Hidalgos de España

El flamante cronista de la villa era galardonado anoche por la Real Asociación de Hidalgos de España, en el Hotel Wellington de Madrid. El historiador y profesor del CSIC, Alfredo Alvar, recogió orgulloso el galardón «Luis Salazar y Castro»: «Después de estudiar durante tantos años a los grandes títulos de nuestro país, es muy emotivo para mí ser esta vez reconocido por ellos».

«Salazar y Castro, fue un genealogista, el más importante de España. Hizo historias familiares y árboles genealógicos, y solo los índices son cerca de 50 volúmenes», apunta Alvar. Salazar y Castro nació en Valladolid, en la calle de la Sierpe, y era hijo del bachiller Sebastián de Salazar, receptor de la Real Chancillería, que era el escribano encargado de las cobranzas y de recibir los escritos y declaraciones. Por línea paterna pertenecía a una familia hidalga de Pancorbo y, por la materna, era originario de Galicia, de donde provenía su madre, Luisa de Castro, natural de Castro de Rey, en la tierra de Lemos.

En 1697 publicó Salazar en Madrid los cuatro volúmenes de la que sería su gran obra, la «Historia Genealógica de la Casa de Lara». En ella desarrollaba con un gran rigor documental, impropio hasta la fecha en este tipo de obras, el origen, evolución y realidad histórica de este gran linaje castellano. Pero, ciertamente, la obra sobrepasa con mucho esta temática, pues estudia también cientos de otras familias, incluye un grueso volumen de documentos inéditos y ofrece en cada página sus atinados comentarios sobre las más variadas cuestiones históricas y sociales. Esta fue sin duda su consagración, aunque ya por entonces, Salazar gozaba de un gran prestigio y era autoridad reconocida, recibiendo multitud de consultas, tanto de la Corona como de los principales magnates del Reino. Luis mantenía por entonces correspondencia con los más eruditos autores de su tiempo, como Sousa, Franckenau o Imhoff, a quien parece que se debe la invención de su sobrenombre de príncipe de los autores genealógicos.

La asociación que concede este premio tiene como objetivo agrupar a los Hidalgos de España para desarrollar actividades en beneficio de sus asociados, realizar proyectos altruistas que atiendan necesidades sociales, prestar servicios para sus clientes y fomentar la cultura, de forma eficiente, profesionalizada y moderna, apoyándose siempre en los valores tradicionales de la hidalguía.

Por su parte, Alfredo Alvar sigue agradeciendo su nuevo nombramiento como cronista de la villa: «En unos diez días recibiré la medalla por parte del Ayuntamiento. Para mí estos dos últimos meses están siendo los más emocionantes de mi carrera».

Durante su discurso explicó en qué ha consistido su trabajo de historiador como funcionario en el CSIC, así como su trayectoria como científico. También atribuyó valor a los archivos y bibiliotecas de los que se ha nutrido durante tantos años, que le han permitido dar conferencias por medio mundo. Sobre el impacto de las nuevas tecnologías en su profesión, es optimista: «Aún tiene que llover mucho para borrar del mapa la labor convencional de los historiadores. Aún resulta demasiado costoso volcar en el mundo digital lo almacenado en los archivos durante siglos y siglos». También asegura que el método científico sigue siendo el mismo: partir de una hipótesis y contrastar con archivos.

Durante su último trabajo, que publicara recientemente, sobre Miguel de Cervantes, ha confirmado su creencia de que sus conocimientos de paleografía (escritura antigua) son una de las claves de su éxito como historiador, al igual que del fracaso de otras investigaciones ajenas.

Alvar defiende convencido la importancia de su profesión. Durante las últimas semanas, viendo imágenes de la DANA, he vuelto a confirmar la importancia de preservar las huellas de la Historia y de nuestro legado. Las víctimas en Valencia lloraban desconsoladamente por haber perdido sus anclajes con el pasado, que es lo que hace que la vida cobre trascendencia. Una nación que pierda sus recuerdos se puede encontrar perdida», remata el historiador.

Sobre los personajes que cree que merecen ser mejor conocidos destaca a uno especialmente: «Hay muchos personajes importantes que son desconocidos para muchos. Necesitamos más apoyo de los medios de comunicación. Por ejemplo, acercarnos a Felipe II sería un logro de madurez intelectual, mirando a nuestro pasado con naturalidad»

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