Almas sin pólvora

Almas sin pólvora

El verano es el verano y las Hogueras de San Juan son las Hogueras de San Juan; la antesala del verano. Esos días en que se apaga la luz de las obligaciones y se enciende la vida. Calles llenas, bandas de música -sin músicos no hay fiesta y que no pare de sonar- pólvora y tardes de toros; días de rituales, de decir adiós a las miserias propias y ajenas.

Y la ciudad se convierte en una fiesta, en la fiesta de todos los alicantinos. Porque junio es San Juan, mal que les pese a todos aquellos que abanderan la causa anti, seguido del sustantivo que corresponda según cuándo, cómo y por qué. Alguna causa hay que abanderar, sin duda, pero con las tradiciones, léase pasiones más profundas, hemos topado. Y ahí no hay concesiones. Lo malo no es estar en contra, que también; lo cansino es querer tener la razón. Y las Hogueras de San Juan son pólvora y su máxima expresión son las mascletàs.

Que sí, que sí, que Alicante es una ciudad abierta al mar y abierta al mundo y, por eso, es lógico que haya personas que no entiendan las mascletás en su sentido más profundo. Incluso algunos quieren que se disparen fuera de su lugar por definición, es decir, la Plaza de los Luceros.

No sería lo mismo, ni muchísimo menos. Ahí las he visto y disfrutado desde que tengo uso de razón y en primera fila y de la mano de mi padre y mi madre; ellos me enseñaron a abrir la boca y gritar mientras se disparaban para que no me estallara un tímpano. Jamás me dieron miedo ni lloré ni salí corriendo me estalló ningún tímpano ni tampoco el corazón de emoción. Más bien todo lo contrario, y a día de hoy, se me eriza el vello solo con el olor a pólvora, como también se me eriza cuando escucho a los anti de turno; he aprendido a no gastar saliva en explicar lo inexplicable. Lo que se siente o no se siente. Las mascletàs son también ese momento en que te reúnes con esas personas que solo ves una vez al año. Y de Luceros al cielo porque, año tras año, en junio, en Alicante y por San Juan nos sube la pólvora casi tanto como la vida. Pues eso, que hay almas con pólvora y almas sin pólvora y que en Hogueras empieza el verano.

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