Otazu propone brindar estas fiestas con uno de sus vinos más especiales: Altar 2015. Elaborado bajo la Denominación de Origen Protegida Pago de Otazu (D.O.P. Pago de Otazu) con uvas 100% Cabernet Sauvignon y elaborado bajo condiciones excepcionales, con una vendimia manual, seguida de un paso por barricas de roble francés y un posterior reposo en botella de más de 60 meses. El resultado es un vino que expresa con fidelidad la singularidad del microclima de Otazu y la influencia atlántica de su terroir.
Este vino tinto presenta un color rojo granate. En nariz, despliega una complejidad aromática con un fino aroma de frutillos silvestres con notas de especiado y cedro. En boca, sorprende por su elegancia y equilibrio. Es elegante, sedoso, envolvente, con un final largo y fino.
Resulta ideal para acompañar platos de gran personalidad y sabor. Armoniza a la perfección con carnes, ya sean al horno o a la brasa, como un jugoso solomillo de ternera o un cordero .También es ideal para disfrutar con quesos curados, arroces negros, pulpo o, para los amantes de la cocina internacional, pensando en acompañar platos de cocina japonesa, sin olvidar postres de chocolate con un alto grado de cacao en diferentes texturas.
Con su elegante presentación en caja de madera, Altar 2015 es un acierto seguro, tanto como regalo o para disfrutar uno mismo, solo o en compañía.
Otazu es una propiedad familiar ubicada en el norte de España, dedicada al vino, con más de 150 obras de arte contemporáneo integradas en sus espacios. Favorecida por un microclima único, cuenta con su propia denominación de origen protegida, D.O.P. Pago de Otazu.
Siglos de tradición vitivinícola, reflejada en un Señorío del siglo XII y una Bodega centenaria de 1840, inspiraron a una familia y un equipo comprometidos con la elaboración de vinos de gran calidad en un entorno donde el vino y el arte se fusionan en perfecta armonía.
En Otazu, el arte contemporáneo se aprecia a través de la estrecha colaboración con artistas para la presentación de sus vinos, así como de la colección permanente, su exposición anual y sus piezas de arte monumentales, que enriquecen la belleza natural que la enmarca.
“Crear un vino es una forma de expresión artística y, al igual que el arte, es un reflejo de su tiempo con una mirada al futuro. Por lo cual, inexorablemente, nos comprometemos con la continuidad a través de nuestras futuras generaciones”, reflexiona Guillermo Penso, presidente de la Fundación Otazu.