“Estés donde estés, siempre hace falta un bar”. Curro Sánchez del Amo, de 33 años y mitad de Bareto, resume así el éxito de un negocio que nació con la idea de un local único y, este mes de julio, prevé abrir su octavo establecimiento en Majadahonda. No han inventado nada, presumen él y su hermano, el otro 50% del proyecto, Enrique Sánchez del Amo (51 años), pero en un momento en el que los bares de toda la vida desaparecen, creen que su modelo ofrece algo cada vez más difícil de encontrar en ciudades como Madrid: un establecimiento inclusivo, pensado para todos los públicos, donde comer bien y tomarse una cerveza por un precio asequible, aseguran. Solo de esta bebida venden unos 33.000 litros al año.
Bareto, la cadena de éxito que quiere reivindicar el bar de toda la vida
