¿Caliente, fría o templada? la temperatura perfecta a la que deberíamos beber el agua

¿Caliente, fría o templada? la temperatura perfecta a la que deberíamos beber el agua

La temperatura del agua que consumimos no solo afecta nuestra experiencia al beberla, sino también cómo reacciona nuestro cuerpo. Aunque la preferencia por agua fría, templada o caliente puede variar según el clima, la actividad física o las costumbres culturales, existen argumentos científicos que sugieren cuál es la mejor opción para nuestra salud.

Agua fría: refrescante, pero con limitaciones

El agua fría, especialmente en climas cálidos o después de hacer ejercicio, puede parecer la mejor opción para refrescarse. Sin embargo, beber agua a temperaturas muy bajas puede generar problemas digestivos en algunas personas, ya que contrae los vasos sanguíneos y dificulta la absorción de nutrientes. También se ha relacionado con malestares como dolor de garganta o molestias estomacales en situaciones específicas.

Agua caliente: ideal para relajarse

Por otro lado, el agua caliente o tibia suele asociarse con beneficios digestivos, ya que favorece la circulación y ayuda a descomponer los alimentos más fácilmente. Es común en culturas asiáticas, donde se consume para equilibrar la temperatura interna del cuerpo, especialmente en días fríos. Sin embargo, el agua demasiado caliente puede causar irritación en la boca o el esófago y no resulta agradable en climas cálidos.

Agua templada: el punto medio recomendado

Los expertos suelen recomendar el agua templada como la mejor opción para la mayoría de las personas. Beber agua a temperatura ambiente es menos agresivo para el cuerpo, especialmente en momentos de deshidratación. Además, favorece la digestión y no altera drásticamente la temperatura corporal, lo que la convierte en una opción equilibrada para cualquier momento del día.

Adaptar la temperatura según la situación

En definitiva, la temperatura ideal para beber agua puede variar según las necesidades del momento. Si acabas de hacer ejercicio, el agua fresca pero no helada es una buena opción para rehidratarte. Si buscas relajarte o aliviar malestares, el agua tibia es tu aliada. Y para el día a día, el agua a temperatura ambiente podría ser la más beneficiosa.

Más allá de la temperatura, lo importante es mantener una hidratación adecuada, ya que el agua es esencial para el funcionamiento óptimo de nuestro organismo.

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