Las cuentas le salen a la perfección al Rey Carlos III de Inglaterra, quien ha demostrado tener buena mano con los números al tomarle el
relevo a su madre, la Reina Isabel II. Ha tomado buenas y acertadas decisiones
para sacar un mayor rendimiento económico a sus inversiones y activos. Esto ha
conseguido que la británica sea una de las monarquías más eficientes, al atraer
jugosos ingresos para un coste cada vez menor. Pero eso al menos sí en el
terreno privado, porque en cuestiones públicas el Monarca cada vez le cuesta
más a su pueblo. Y es que ha tomado la impopular decisión de subirse el sueldo,
de ampliar la adjudicación que recibe de dinero público recaudado entre sus
ciudadanos. Parece que tenían ansias de acumular más libras en su cuenta
corriente, porque no le ha temblado el pulso al dejar constancia de su
determinación de cobrar un pellizco más, mientras las críticas se ceban con él.
El pasado mes de julio se detalló que el Rey Carlos III
estaba interesado en recibir en sus manos 45 millones de libras extra. Le
parecían insuficientes los 106 millones que ya estaban presupuestados, pues en
su mente tiene muchos planes que, por supuesto, no son nada baratos. Son muchas
las críticas las que denuncian que no es el mejor momento para tan impopular
determinación, pero él se refugia en la necesidad de realizar mejoras de acondicionamiento
en el palacio de Buckingham. También para dotar de nuevos aires a la flota
aérea con la que la primera familia salva las distancias. Todo ello será
sufragado con el dinero que los contribuyentes aportan con sus impuestos y que
forman parte de la Subvención Soberana, que este año será considerablemente
mayor a petición expresa del Monarca.
Como cabría esperar, no han tardado en surgir las primeras
denuncias. Así, desde el grupo antimonárquico Republic se ha elevado el tono,
al no considerar apropiado que Carlos III se suba el sueldo con dinero público
cuando hay muchas tareas en las que el gobierno del país aún va con retraso y
que consideran más urgente que reformar un palacio o jubilar una flota aérea
que disfrutan unos privilegiados que parecen insaciables. “Se trata de dinero
público, un dinero que procede del Gobierno en un momento en el que éste no
puede financiar como corresponde los colegios, los hospitales, las fuerzas
policiales…”, destaca Graham Smith, CEO del citado grupo republicano en
conversación con la revista ‘Town & Country’.
Sentencia que le “resulta escandaloso” que se plantee la
posibilidad de elevar el sueldo del Rey Carlos III para sufragar tales gastos
no tan urgentes a ojos de los contribuyentes: “No sólo no debería aumentarse el
gasto, sino que debería de reducirse”. Es más, se subraya que el dinero público
que reciben no debería ser aumentado, teniendo en cuenta que les ha ido muy
bien en cuanto a la gestión de los ducados, que granjean millonarios beneficios
a la Corona, el príncipe de Gales o el Crown State. Es más, saber que el
Gobierno le paga un 15% a la Familia Real por el uso de sus tierras, para sumar
ahora un dinero extra para gastos inesperados, viene a justificar un escándalo
mayúsculo.
De hecho, estas circunstancias están haciendo que muchos se
replanteen la necesidad de modificar esta situación, pasando por el traspaso de
la gestión de los ducados de la Corona al Gobierno, lo que conllevaría a su
abolición. Y es que consideran que el papel institucional de los miembros de la
realeza es cada vez más anecdótico, menos decisivo para ojos de los
republicanos, de ahí que debería ser más austero. Al menos no costarles más a
los contribuyentes cuando a Carlos III se le antoje elevarse el sueldo de
manera unilateral.