Carmen Tello, el principal apoyo de Curro Romero

Carmen Tello, el principal apoyo de Curro Romero

Hoy miércoles, Curro Romero pasará por el quirófano para ser operado de la cadera. Un accidente fortuito en su casa le provocó una caída y la intervención es necesaria. A su lado, en el hospital sevillano Virgen de la Macarena permanece su esposa, Carmen Tello, quien cuenta a LA RAZÓN que «mi marido se encuentra bien, deseando que le operen. Todos confiamos en que la intervención sea un éxito. Yo no me muevo de su habitación y estoy en contacto constante con los médicos. Curro está muy tranquilo y animado. Pero, perdóneme, estoy muy liada aquí y no me puedo poner a hablar desde la habitación. Tiene que entenderlo. Agradezco el interés e insisto en que mi marido se encuentra tranquilo. Los médicos dicen que tiene una fortaleza sorprendente para su edad».

El veterano ex torero, según desvela su mujer, «perdió el equilibrio el pasado viernes tras desayunar. Estaba un tanto inestable y se cayó al suelo. Se levantó con ayuda de su bastón y no presentaba grandes dolores. Pero al día siguiente es que no podía ni moverse y tuvimos que traerle al hospital. Aquí vieron que tenía rota la cadera y que precisaba una operación».

Le hicieron toda clase de pruebas y observaron que también presentaba problemas en el hueso fémur derecho. Lo impresionante es la fortaleza y el aguante del conocido como «Faraón de Camas». Dicen que los toreros son hombres duros dentro y fuera de la plaza, que aguantan los percances más que la mayoría de los mortales. Y Curro es buena muestra de ello.

Una fuente del hospital lo corrobora: «Es un hombre con mucha fortaleza, parece mentira que aguante tanto los dolores a sus noventa años de edad. No se queja apenas, y se muestra optimista y muy tranquilo». En estos días, son muchos los familiares y amigos que se han acercado a visitarle al centro sanitario. El otro día recordaba a una de sus amistades que en este 2024 se cumplen sesenta y cinco años desde que tomó la alternativa taurina, veinticinco de su retirada y setenta de su debut como novillero.

Desde que abandonó los cosos taurinos ha vivido para y por su compañera de vida, una Carmen Tello fiel en las duras y en las maduras, en la alegría y en la adversidad. Siempre humilde, en un segundo plano, dejando protagonismo al maestro.

Recuerdos taurinos

Puesto a recordar, a Curro, la última vez que hablamos con él, le causó especial satisfacción «aquella tarde del 19 de mayo de 1966 cuando corté ocho orejas a seis toros en la plaza de la Maestranza de Sevilla. Fue un día memorable que no se me olvidará jamás».

Carmen respiró a gusto la última tarde que Curro se vistió de luces. Sufría lo indecible cuando su gran amor se ponía frente al toro. Aquel día se mezclaron la pena del adiós y la alegría del comienzo de una nueva vida. Para Tello terminaba el sufrimiento y la angustia que imperan en la esposa de cualquier torero.

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