Científicos buscan pareja para una planta anterior a los dinosaurios

Científicos buscan pareja para una planta anterior a los dinosaurios

La ciencia está llena de extrañas historias de amor.
Tal vez la más conocida sea la de Jeremy, un caracol cuya concha giraba hacia
el lado contrario, impidiéndole copular. Sus investigadores removieron
cielo y tierra para dar con una pareja compatible y, tras algunos cuernos y
extraños giros de guion, Jeremy logró tener descendencia.
Pues bien, esta es una historia similar, pero abierta. El cuento totalmente
basado en hechos reales de una cícada
que se encuentra completamente sola en el mundo.

La especie es conocida como Encephalartos woodii y ha
sido descrita a partir de un único ejemplar. Básicamente, porque no
hemos descubierto
ninguno más. Esto sería menos sorprendente si lo hubiéramos descubierto durante
los últimos años, pero no, ni mucho menos. Su descubrimiento se remonta al
siglo XIX, concretamente a 1895, cuando fue encontrado en el bosque
de Ngoye, en Sudáfrica. Y decimos encontrado porque sí, es un macho, y eso
complica las cosas, porque si bien hay muchas plantas que expresan órganos sexuales
femeninos y masculinos simultáneamente, Encephalartos woodii no es una
de ellas.

Cícada busca esposa

Los científicos están preocupados, porque no quieren que
esta especie se extinga y, evidentemente, con un único ejemplar
conocido, ahora mismo se encuentra en peligro crítico de extinción. Una
especie que ha sobrevivido al ocaso de los dinosaurios y que, ahora, por nuestra
deforestación, es posible que la hayamos llevado al borde de la desaparición.
Para evitarlo, o, al menos, intentar evitarlo, los científicos han trasladado
el ejemplar a un lugar seguro hasta dar con una pareja reproductora.

Y, para encontrarla, han desplegado un enjambre de drones
que ha estado tomando imágenes de gran resolución del bosque de Ngoye desde
2022. Ahora mismo han cubierto 79 hectáreas de las 4000 existentes y las
imágenes están siendo analizadas por algoritmos de visión por ordenador. Dicho
de otro modo: inteligencias artificiales especializadas en encontrar patrones
visuales.

Una pareja a la carta

La otra alternativa es clonar el único ejemplar que
conocemos. Por desgracia, hasta ahora todos los clones han sido machos, como su
“padre”, por lo que la reproducción se complica. Por ese motivo, los
expertos proponen modificar genéticamente alguno de estos organismos para convertirlos
en hembras, cosa que se da en algunas cícadas de manera natural ante
determinadas condiciones ambientales.

El problema es que, aunque esta opción fuera un éxito, los
descendientes serían genéticamente muy similares sino idénticos a su padre, y
nos interesa mantener (o ampliar) la diversidad genética de la especie tal y
como la conocemos. Aunque, al menos, lograríamos mantener con vida a la
especie hasta que, con suerte, apareciera un ejemplar femenino en el bosque de
Ngoye.

Las cícadas son uno de los organismos más amenazados del
planeta, plantas que existen desde hace 300 millones de años, a finales del
paleozoico, la era anterior a la que solemos apodar “de los dinosaurios”, el
mesozoico. Ahora, una especie única ha pasado de ser la anécdota de un
jardín botánico a la protagonista de una de las búsquedas de pareja más caras y
épicas de la historia de la humanidad, empleando ingeniería genética, cambios
de sexo y el despliegue de un enjambre de naves autónomas. Ciencia ficción
hecha realidad con la esperanza de que, en algún momento, den con la pareja que
salve a esta especie.

QUE NO TE LA CUELEN:

La mayor pérdida no será la extinción de esta cícada, sino
la de todas las especies que se han extinguido sin que nosotros seamos
conscientes siquiera de que existían. Si no fuera por aquel ejemplar de Encephalartos
woodii de 1895 habríamos perdido a la especie sin darnos cuenta, y eso nos
hace pensar cuántas estarán desapareciendo por cada una de la que tomamos
consciencia.

REFERENCIAS (MLA):

“C-LAB.” C-LAB. Consultado el 3 de junio de 2024.

Please follow and like us:
Pin Share