Las latas de atún son ampliamente apreciadas por su comodidad y versatilidad. Proporcionan una solución práctica y rápida para la preparación de comidas, ideal tanto para familias como para personas que viven solas, como los estudiantes. Este alimento procesado se encuentra fácilmente en cualquier supermercado y su formato permite que sea sencillo de utilizar en múltiples recetas. Además, su sabor agradable lo convierte en una excelente elección para ensaladas, sándwiches o platos fríos.
Además, el atún enlatado es la forma más cómoda de aumentar el consumo de este pescado, que es una fuente importante de nutrientes. Entre otras cosas, este pescado es una fuente importante de ácidos grasos omega 3, los cuales pueden ayudar a mejorar los niveles de colesterol y triglicéridos en el cuerpo, y también pueden reducir el riesgo de formación de coágulos sanguíneos. Además, el atún posee propiedades que podrían proteger contra ciertos tipos de cáncer, como el de piel y mama. Finalmente, se ha vinculado su consumo con una disminución del riesgo de desarrollar artritis.
Sin embargo, y a pesar de todo lo anterior, es esencial tomar ciertas precauciones debido a su posible contenido de mercurio:
¿Cuántas latas de atún se pueden comer?
El mercurio es un elemento que se libera al medio ambiente a través de procesos naturales y se encuentra presente en diversas formas en el suelo, agua y atmósfera. Sin embargo, la actividad humana ha incrementado significativamente la cantidad de mercurio en el medio ambiente, principalmente a través de la incineración de residuos sólidos, la quema de combustibles fósiles y su uso en diversas industrias.
Las plantas y los animales absorben el mercurio del medio ambiente, y este se transfiere y acumula a lo largo de la cadena alimentaria. En los humanos, el consumo de pescado representa la principal fuente de exposición a este elemento, ya que los peces grandes y depredadores tienden a acumular mayores cantidades de mercurio a través de su alimentación.
La toxicidad del mercurio depende en gran medida de su forma química. Los compuestos de mercurio, particularmente los orgánicos como el metilmercurio, son más tóxicos que el mercurio elemental. De hecho, la Organización Mundial de la Salud clasifica al metilmercurio como uno de los seis compuestos químicos más peligrosos presentes en el medio ambiente.
La exposición al mercurio puede inducir efectos tóxicos en varios órganos y sistemas del cuerpo humano, incluyendo el sistema nervioso, los riñones, el hígado y los órganos reproductivos. Sin embargo, los efectos neurotóxicos del mercurio son los más peligrosos, ya que pueden afectar el desarrollo neuronal. Este riesgo es particularmente relevante durante el embarazo y la infancia, un período crítico de desarrollo neuronal y de mayor sensibilidad a la toxicidad del mercurio.
Una vez hecha la precaución, que afecta únicamente a las mujeres embarazadas y niños menores de 10 años, es importante remarcar que, para la mayoría de las personas, no debería suponer ningún problema consumir el atún en conserva y así disfrutar de los muchos beneficios que ofrece, aunque siempre con moderación.
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) afirma que el contenido medio de mercurio en las conservas de atún en España es de 0,26 mg/kg, muy por debajo del límite máximo de la UE de 1 mg/kg. Así que, mientras se siga una dieta equilibrada y variada, es seguro incluir dos o tres latas de atún a la semana en la dieta de un adulto sano.
