Datos que prueben el afán ecológico

Datos que prueben el afán ecológico

Quizá sea la normativa más trascendente que llega desde Bruselas en las últimas dos décadas. La directiva sobre información corporativa en materia de sostenibilidad (CSRD, en sus siglas en inglés) revolucionará los informes sobre criterios de medio ambiente, sostenibilidad y gobernanza (ESG). Un cambio, en términos náuticos, abisal. Antes se debía informar sobre unos 90 indicadores; ahora pueden superar los 1.100. Las compañías tendrán que establecer cuáles son sus impactos, riesgos y oportunidades en relación a la sostenibilidad.

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Análisis de la letra pequeña

La CSRD es una directiva de gestión disfrazada de reporting. Multiplica los requisitos que hasta ahora exigía la elaboración del estado de información no financiera (NFRD). Aquellas compañías que han analizado la norma se encuentran con que las carencias suman cientos. “El éxito” —desgrana Ramón Pueyo, socio responsable de Sostenibilidad y Buen Gobierno de KPMG en España— “pasa por entender con precisión los requerimientos, asegurar que el consejo y la alta dirección conocen suficientemente bien el calado de la norma, y establecer un plan para adaptarse que se ajuste en tiempo y forma a las necesidades de la compañía”. Porque la complicación va más lejos de la doble materialidad. Se dirige a los efectos financieros esperados y los riesgos y oportunidades vinculados a lo sostenible que se encuentran en la normativa. Resolver un puzle. 

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