De Valencia a Burgos para cumplir su sueño: “Los niños se crían diferente en un pueblo”

De Valencia a Burgos para cumplir su sueño: “Los niños se crían diferente en un pueblo”

María y Aldo siempre habían querido vivir en un pueblo, así
que cuando se les presentó la oportunidad de regentar el hostal El Manzado en
Castrojeriz (Burgos) no lo dudaron ni un instante, hicieron las maletas y
viajaron con sus tres hijos desde Valencia hasta este municipio en pleno Camino
de Santiago para empezar una nueva vida.

“Nos hemos sentido superacogidos”, ha afirmado a EFE María
Strafile, quien ha reconocido que lo que más le ha llamado la atención es la
cercanía de los vecinos, que se han preocupado por sus necesidades desde el
primer momento y se han convertido en parte de su familia porque en el pueblo “siempre hay
alguien mirando por el bienestar de los demás”.

María Strafile, su marido Aldo González, y sus tres hijos
Luca (18 años), Paloma y Pedro (12 años) son una de las tres familias que el
Proyecto Arraigo ha ayudado a asentarse en Castrojeriz, familias que llegan al
medio rural buscando tranquilidad, alejarse del estrés y las prisas de la
ciudad, y el contacto con la naturaleza frente a la jungla de asfalto.

“Nosotros siempre quisimos vivir en un pueblo”, ha explicado
María, aunque cuando llegaron a España procedentes de Argentina hace seis años
no se dieron las circunstancias y acabaron asentándose en Oliva, un municipio
de Valencia, donde “armaron su vida, pero siempre con la idea de vivir en un
pueblo”, ha insistido.

Así que cuando María vio en un programa de televisión un
pueblo “superbonito” de Palencia se reactivó su sueño; contactó con el Proyecto
Arraigo y, en cuanto se pusieron en contacto con ellos, viajaron a Castrojeriz,
les gustó el pueblo, la oferta de vida y laboral, y aceptaron trasladarse
porque “era una buena oportunidad que no queríamos dejar pasar”.

La que se puso en contacto con ellos fue Cristina Cobo,
técnico del Proyecto Arraigo, que estaba buscando una familia para que se
hiciera cargo del hostal El Manzado, por la jubilación de sus dueños, y ha
reconocido que fue “superfácil” porque María y su familia tenían claro que
querían vivir en el medio rural y dijeron que sí de inmediato.

Un reto del que no se arrepienten

Y eso que no tenían ninguna experiencia en hostelería, todo
un reto, y que en Valencia llevaban una vida muy acomodada, ha destacado
Cristina, pues Aldo tenía trabajo, lo mismo que su hijo mayor, y disponían de
vivienda en propiedad, pero “decidieron dejarlo todo y, sin pensárselo, venirse
a Castrojeriz” a empezar una nueva vida.

La experiencia en estos primeros meses -llegaron en abril-
está siendo muy buena, y eso que son los meses fuertes del Camino de Santiago y
están recibiendo muchos peregrinos, que son muy agradables y se unen a la buena
acogida que han recibido de parte de los vecinos: “son personas maravillosas,
nos hemos sentido superacogidos”, ha insistido María.

Ni ella ni Aldo ni sus hijos se arrepienten de haber dejado
atrás su vida valenciana, pues le ven muchas oportunidades y beneficios a vivir
en Castrojeriz, un pueblo con servicios y buena comunicación, a media hora de
Burgos capital, que tiene todo lo que necesitan.

Otra forma de vivir y sentir

“Siempre he dicho que vivir en un pueblo es muy bueno para
los niños. Si hubiera tenido la oportunidad de vivir antes me hubiera encantado
porque me parece que se puede criar diferente que en una ciudad”, ha afirmado
María, que destaca que los niños pueden salir a la calle a jugar, socializan
más fácilmente, son más libres y se trabaja su autonomía.

Además, van a colegios más pequeños, con menos alumnos, por
lo que pueden recibir más atención de los profesores, y en pleno siglo XXI, con
las conexiones a internet, tienen al alcance de su mano todos los recursos
educativos que necesiten, para refuerzo o actividades extraescolares. Y Burgos
está muy cerca, ha insistido Cristina.

La técnico del Proyecto Arraigo ha explicado que las
familias que contactan con ellos (son más de 18.000 las interesadas en toda
España) buscan tranquilidad, huir de la vida estresante de la ciudad, para
disfrutar de la familia y de las pequeñas cosas, y en el medio rural hay
trabajo, lo que escasea son las viviendas, ha lamentado.

“Hay muchas viviendas vacías pero la gente no las quiere
alquilar o no reúnen las condiciones”, de ahí que sea tan importante, para que
el Proyecto Arraigo funcione, el compromiso de los ayuntamientos, y en el caso
de Castrojeriz, con la alcaldesa Beatriz Francés, lo han tenido muy fácil
porque la implicación es total.

María ha reconocido que la regidora les visita cada poco, se
preocupa por si necesitan algo, igual que el resto del personal municipal, así
que mientras perfecciona su técnica para hacer cafés y tirar una caña, la
argentina disfruta por fin de vivir en un pueblo, al abrigo del manzano que
preside, y da nombre, al hostal que se ha convertido en su nuevo hogar.

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