Paul Fix (1901-1983), en el papel del juez Taylor, en «Matar a un ruiseñor», advierte: «El jurado no tendrá en cuenta eso». Entonces, el acusado, Tom Robinson, interpretado por Brock Peters (1927-2005), le pregunta a su abogado, Atticus Finch –Gregory Peck (1916-2003)–: «¿Cómo puede el jurado no tenerlo en cuenta?». «No, no puede», le responde el letrado. El diálogo, en su traducción española, sucede en la adaptación cinematográfica, de 1962, de la novela del mismo título de Harper Lee (1926-2016). Pedro Sánchez anunció ayer nuevas medidas de ayuda a los afectados por la dana en la zona valenciana, aprobadas por el Consejo de Ministros. Son 3.700 millones que vienen a sumar, con los que ya estaban en vigor, 14.300, si bien parte en avales. Todos saldrán de los impuestos de los españoles, incluidos algunos de los beneficiarios. «Solo el Estado resolverá las consecuencias de la dana», dijo el presidente, pero el fisco es implacable. Las ayudas son evidentes y necesarias y, con algunas excepciones, es difícil discutirlas. Lo principal, para que sean efectivas, es que lleguen con rapidez –con urgencia– a los necesitados y no se enreden –ahí está el caso del volcán de La Palma– en la maraña burocrática habitual. Algunas de las anunciadas a bombo y platillo tienen letra pequeña o podrían llegar a ser contraproducentes, por culpa de la obsesión anti-empresa y contra todo lo que suene a rico de parte de este Gobierno. El «escudo social» adelantado por Yolanda Díaz de permisos retribuidos por las empresas, sin límite, para trabajadores con dificultades para acudir a sus puestos por diversas causas pueden ser una trampa. Pymes y micropymes, entre otras, pueden tener que echar el cierre si deben pagar a trabajadores si no tienen actividad. La medida puede ser defendible, pero no a cargo de empresas en peligro de subsistencia, como es el caso de muchas de las de la zona. Hay otra ayuda con trampa, la recuperación de fondos de pensiones antes de tiempo. Advertencia, las cantidades que se retiren pasan por el fisco y la factura puede ser importante. Al mismo tiempo, el Gobierno anuncia otra vuelta de tuerca fiscal, que incluye –porque es de ricos– perseguir con un IVA del 21% a la sanidad privada, sin importar que alivia a la pública. Sánchez, que explicó que contactó con Mazón por whatsapp, dice que no es momento de polémicas, en definitiva, de hacer política. Pero eso es otra manera de hacer política, porque los ciudadanos no pueden no tener en cuenta –a favor o en contra– las ayudas, como acaso recomendaría también el juez Taylor, interpretado por Paul Fix.