“Cuando encuentras iguales, no te sientes un bicho raro”. Así explica la ingeniera Mireia Colina la importancia de tejer una red de mujeres en una empresa o sector económico, como la asociación internacional Women in Aerospace, de cuya sede en Barcelona es una de las líderes. Cuando se licenció como ingeniera de telecomunicaciones, asegura que apenas había referentes femeninos en el sector, y las pocas mujeres que estaban repetían patrones masculinos con los que no se sentía identificaba. Para Gema Martín, presidenta de Ellas Vuelan Alto, la unión de profesionales, en su caso de la industria aeronáutica y aeroespacial, tiene como beneficio el “poder superar un montón de barreras estructurales que hay en temas de desigualdad”. “Y acabar también con los propios sesgos de género que muchas veces tenemos nosotras inconscientemente”, añade, antes de afirmar que hay mujeres que no se atreven a intervenir en charlas o ponencias, aunque estén sobradamente preparadas. Una forma de ser o de actuar que, en su opinión, juega en contra de ellas a la hora de avanzar en sus carreras. “El networking, que tanto ayuda en el desarrollo profesional, las mujeres no lo hemos sabido desarrollar y potenciar. Desde mi experiencia, puedo decir que todos somos muy buenos profesionales, todos trabajamos muy bien, pero al final, lo que mueve el mundo son los contactos que tengas”, sostiene. Por ello, desde la asociación que encabeza tratan de impulsar a las profesionales y que ganen confianza en sí mismas compartiendo experiencias con sus iguales.
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Dónde están las mujeres en el espacio público
“Dónde están ellas” es una iniciativa de la Oficina del Parlamento Europeo en España para visibilizar la presencia de mujeres expertas en el espacio público, especialmente como ponentes en debates, conferencias y eventos, explica María Andrés, directora de la oficina.
Desde su creación en marzo de 2018, ya son 239 organizaciones las que se han adherido a la iniciativa y se comprometen a llevar a cabo un recuento interno que analice cada año cuántas mujeres han participado en sus eventos, con el compromiso de que vaya aumentando. “No se establece una cuota obligatoria”, comenta Andrés, se mide para comparar cómo se evoluciona año tras año y ver en qué sectores se puede mejorar.
Al comparar el año 2020 con el anterior, se vio que la presencia de mujeres había bajado del 48% al 41,6%, lo que constata, según Andrés, que “son ellas las primeras que se caen de este tipo de actividades cuando son más necesarias en casa. La falta de conciliación y de corresponsabilidad es algo que influye en la falta de visibilidad femenina”. Precisamente, la corresponsabilidad es uno de los dos elementos a los que se hace siempre alusión en los informes sobre igualdad realizados por Bruselas. “Es un problema estructural” al que no podía hacer frente su “pequeña oficina”, pero sí que tenían la capacidad de aportar a la falta de referentes femeninos, el segundo elemento.
La directora de la oficina parlamentaria también es consciente de que en muchas ocasiones son las mujeres las que no se atreven a dar el paso de participar como expertas en eventos. “A las niñas nos educan para ser perfectas y a los niños para ser osados y valientes. Esa necesidad de controlarlo todo nos crea muchas inseguridades y hace que el síndrome de la impostora sea una realidad todavía hoy en muchos sectores y en muchas mujeres de altísimo nivel. La seguridad en nosotras mismas es algo que todavía tenemos que conquistar”.
Como funcionaria del Parlamento Europeo, María Andrés ve con preocupación “el auge de partidos reaccionarios con la igualdad de género”, lo que le lleva a afirmar que, en contra de lo que pudiera parecer, “la visibilidad femenina y la igualdad real no son una batalla ganada. Ahora se está poniendo en duda”.