Casi 40 millones de personas viven con el VIH a nivel mundial. Solo en España «se estima que hay 150.000 infectados por VIH y entre un 10 o un 15% de ellos desconoce que lo están», afirma el doctor Miguel Górgolas Hernández-Mora, jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas de la Fundación Jiménez Díaz, en Madrid.
Varios son los motivos de que tantas personas vivan con la infección sin saberlo. La primera de ellas, el diagnóstico tardío. El diagnóstico precoz de nuevos casos por infección de VIH es fundamental para el control de esta epidemia al facilitar el acceso al tratamiento, además de reducir el riesgo de transmisión a otras personas.
Pero el VIH es una enfermedad silente durante mucho tiempo. La mayoría de los pacientes cuando se infecta no se da cuenta. De hecho, sus síntomas pueden parecer un mero catarro.
«En las fases iniciales de la infección por VIH, la mayoría de los pacientes están completamente asintomáticos. En el momento de la primoinfección, unos pocos pueden presentar un cuadro febril, similar a una gripe, que desaparece al cabo de unos días. Un porcentaje muy pequeño puede desarrollar síntomas clínicos más llamativos, como un exantema en la piel (erupción cutánea), faringitis, meningitis, aparición de ganglios, etcétera», detalla.
Pero eso es hasta que las defensas del paciente se destruyen y aparecen complicaciones o enfermedades asociadas a la infección. «Para diagnosticar a las personas con VIH hay que estar alerta. Se necesita un sistema sanitario que mantenga unos niveles de alerta y una facilidad a la hora de hacer detección y cribado», hace hincapié el doctor Alfonso Cabello jefe asociado del Servicio de Medicina Interna y de la Unidad de Enfermedades Infecciosas también de la Fundación Jiménez Díaz.
«La infección puede permanecer silente durante cinco o más años, si bien, hay pacientes que sufren un rápido deterioro de sus sistema inmunitario en menos de 12 meses y pueden presentar enfermedades graves en ese corto plazo de tiempo. Por ello es muy importante el diagnostico precoz, que es una prueba muy sencilla y barata, que se puede realizar aprovechando cualquier análisis de sangre que uno se vaya a hacer por cualquier otro motivo», recomienda el doctor Górgolas.
La edad media del diagnóstico de VIH es de 36 años y a esas edades es menos frecuente visitar el centro de salud. De ahí que desde la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes) se pidiera hace tiempo que no se perdiera la oportunidad de aprovechar cuando estos potenciales pacientes acuden a urgencias para otros temas para su diagnóstico precoz.
En todo caso, como recuerda el doctor Górgolas, «cualquier persona que haya mantenido relaciones sexuales de riesgo, no protegidas, debe mantenerse alerta y realizarse de forma periódica pruebas para conocer su estado serológico. La aparición de lesiones de herpes zóster en menores de 40 años o candidiasis oral en sujetos que no han tomado antimicrobianos obliga a descartar una infección por VIH».
Empezar el tratamiento cuanto antes es crucial. «Es la principal indicación hoy. Hay que hacerlo en cuanto se pueda. Si uno puede en la primera visita ahí, el mismo día de diagnóstico, no tiene sentido dejar deteriorarse al sistema inmune y que el virus avance», incide el doctor Cabello.
«Los tratamientos actuales –prosigue Cabello– son tratamientos muy potentes que consiguen disminuir la carga viral a toda velocidad y empezar a poner los mimbres para que el sistema inmune se empiece a recuperar».
Nada que ver con los primeros antirretrovirales. «El año 96 marca un antes y un después. Sale una estrategia terapéutica que controla la infección. Las personas dejaban de morirse y empezaban a sobrevivir. Pero estos primeros antirretrovirales tenían una toxicidad muy importante, acarreaban muchos problemas. Eso ha sido una carrera científica extraordinaria que nos ha llevado a la última década con unas terapias tremendamente eficaces, extraordinariamente bien toleradas que facilita mucho la toma», destaca el doctor Cabello.
De hecho, así se consigue que un paciente pueda tener un estado de salud perfecto toda su vida. Pero cuanto antes se detecte la infección, mejor. Menor daño se habrá producido en el sistema inmune, ya que «en el caso del VIH, cuando el sistema inmune está muy deteriorado puede haber demencia, colitis, meningitis, neumonía, tumores, ceguera, etc. Es un verdadero desastre cuando se llega a esta situación. Afortunadamente, esto ocurre cada vez con menos frecuencia», afirma el doctor Górgolas, que si bien reconoce que esta mejora en los tratamientos también ha hecho que se haya perdido el miedo al VIH. «Y esto es un gran error».