La Albufera de Valencia, laguna costera de agua salobre separada del Mediterráneo por dunas y pinares, es considerado un Humedal de Importancia Internacional Ramsar y Zona Especial de Protección para los Animales. Uno de esos ecosistemas privilegio de la naturaleza, refugio para 300 tipos de aves y relevante por su valor para la agricultura de la región, por sus conocidos arrozales. En esta época se solían abrir los perellones que protegen el parque del agua salada del mar, inundando acequias y caminos. Una de las mejores estaciones del año para visitarla, cuando la Albufera se convierte en el mayor lago de Europa, y miles de personas la conocen. En esta ocasión, la Albufera esta devastada. Gran parte de sus 2.800 hectáreas, que comprenden la laguna de agua dulce, las dunas de arena y las playas, ha sufrido graves daños. Algunas zonas siguen bajo el agua. Millones de kilos de residuos han acabado en su interior y se han encontrado cadáveres. Por algunos extremos, la capa de cochambre tiene un metro de grosor. Las dunas han quedado seriamente afectadas. Más de 155.000 metros cuadrados del lago cubiertos de residuos, lo que equivale a 15 campos de fútbol. Una catástrofe ecológica, pero mucho más.
La Albufera es un inmenso arrozal, productor del internacionalmente conocido Arroz de Valencia, el cultivo de regadío más importante de la región. Hay no menos de 5.000 explotaciones agrícolas en el Parque Natural. La mitad de los arrozales están afectados, sobre todo en la zona norte, donde se han acumulado toneladas de escombros, basura, plásticos, medicamentos, combustibles, aceite, desechos de actividades industriales, sustancias y líquidos peligrosos que se mezclan con la tierra donde se cultiva el arroz. Una actividad agrícola ahora paralizada. ¿Cuándo se podría reemprender la tarea productiva?. Nadie lo sabe.
En humedales de este tipo las inundaciones forman parte de su régimen natural. Absorben su agua. En esta ocasión, el torrente que bajó por el Barranco de Poyo atravesó primero urbes (Paiporta, Catarroja, etc), después la zona industrial y luego a la Albufera, junto al mar. Gracias al humedal se salvó El Saler, la conocida y famosa ciudad de la paella.
El aporte de agua a la Albufera llega siempre desde el interior a través de ramblas y barrancos que solo se llenan cuando llueve. El de Poyo, que ocupa el 40 por ciento de la cuenca, vio aumentar su caudal hasta 3.500 metros cúbicos por segundo, más que el caudal medio del río Nilo.
Es evidente que no se debería haber construido en el cauce y la ribera de Barranco, como se ha hecho año tras año con temeridad. Cambiar ahora de ubicación a pueblos como Paiporta parece complicado. Menos lo sería canalizar y desviarlo hacia el nuevo cauce del Turia, de manera que ambos estén unidos por una conexión, algo prohibido por la Ley de Huerta aprobada por el socialista Ximo Puig.