El Club Allard y el talento joven: una pareja de éxito

El Club Allard y el talento joven: una pareja de éxito

Los jóvenes tienen el testigo de la vida; son el futuro, aunque suene cursi. Tienen la sartén por el mango para sorprender y, sobre todo, las ganas para labrar la sociedad que ellos deseen. Cuentan con las herramientas —con más que ninguna otra generación—para romper barreras y escribir nuevos capítulos en la historia, sea del área o disciplina que sea, incluida la gastronomía. Las ganas pueden ser infinitas, pero por mucho talento que haya, si no hay alguien que fije sus ojos en ti y te aúpe, el éxito es complicado. Por eso, lo de El Club Allard es una historia de generosidad, y lo hemos vuelto a ver una vez más con el nombramiento de Juan Rodero, de apenas 25 años, como nuevo chef.

La apuesta por el talento joven es la seña de identidad de este bastión de la gastronomía española desde sus inicios. A lo largo de más de dos décadas, la responsabilidad y el compromiso que El Club Allard tiene con el talento joven ha brindado grandes capítulos al sector de la restauración. Con solo 23 años, situó al frente de sus cocinas a un jovencísimo Diego Guerrero para poner en sus manos los fogones de este grande; el resultado fue 14 años de liderazgo en los que consiguió para El Club Allard dos estrellas Michelin. Tras ello, volvió a apostar por una chef novel y con talento, que ya empezaba a despuntar con el propio Guerrero: María Marte. Autodidacta y con una pasión desbordada por la cocina, Marte supo mantener el alto nivel y la exigencia de las estrellas Michelin; su romance con la casa duró cuatro años, tras los cuales volvió a su país (República Dominicana) para escribir su propia historia con un éxito desbordante. Justo, tras la salida de María, comenzaron las obras de la plaza de España, unos trabajos que pese a estar planteados para poco más de seis meses terminaron alargándose hasta los cerca de tres años al encontrarse en las excavaciones valiosos hallazgos arqueológicos. Este período de tiempo fue muy complejo para El Club Allard, ya que debido a las obras quedó relegado un segundo plano y salió prácticamente del circuito gastronómico de Madrid porque era imposible llegar de manera física al espacio.

Sin embargo, con la fuerza y esas ganas de seguir que le caracteriza, para seguir captando la atención de la clientela pese a las malas condiciones de la zona por las obras, El Club Allard reforzó su posición con la apuesta por un chef patrio de renombre como José Carlos Fuentes; una estrategia empresarial que respondió a la necesidad de no caer en el olvido de los comensales y de los propios madrileños. Fuentes estuvo varios años en la casa, hasta 2022. Entremedias, la maldita pandemia que descolocó a todos, y más al sector de la restauración. Tras una fugaz estancia de la chef portuguesa Cristina Rubina, El Club Allard, atendiendo a una estrategia empresarial y para volver a ocupar la primera línea de la gastronomía nacional, fichó al más grande entre los grandes: al chef Martín Berasategui como asesor, que colocó a su discípulo José Mari Goñi como jefe de cocina; una alianza exitosa con la que logró una estrella Michelin apenas un año después de iniciar esta colaboración.

Ahora, tras finalizar esta gloriosa etapa, da un giro de 180 grados. El Club Allard es fiel a su esencia y a su compromiso con los chefs que se inician en este mundo loco de la gastronomía. Vuelve a los orígenes: ser el hogar y el impulso que tanto necesita el talento joven. Quiere repetir la historia que encumbró a Diego Guerrero y María Marte. Con el nombramiento de Juan Rodero, el restaurante escribe un nuevo capítulo en la historia del mecenazgo gastronómico; brinda a esta promesa la oportunidad y el escenario ideal para mostrar al mundo lo que sabe. Autodidacta y cocinero vocacional, Juan se ha ido labrando un notable hueco en el equipo del restaurante. Y es que no es nuevo en El Club Allard, lleva dos años enamorado de este proyecto, por lo que conoce a la perfección la filosofía culinaria; ha sido segundo de cocina con Cristina Rubina y con José Mari Goñi, un tiempo que le ha valido para reforzar sus conocimientos, sumergirse plenamente en el ritmo de un restaurante con estrella y tener claro aquello que quiere brindar a los comensales.

Su valentía, conocimiento, habilidades y su actitud para afrontar este reto le ha valido a Rodero para perfilarse como uno de esos próximos chefs que dejan huella y tienen cuerda para rato. «Estoy muy entusiasmado con este nuevo reto. Mi propuesta gastronómica tiene como hilo conductor el producto nacional, y esa dicotomía entre tradición y vanguardia. Quiero hacer disfrutar en la mesa, que el comensal sienta chispas en el paladar. Para mí es sueño liderar este equipo de cocina porque es trabajar de la mano de la excelencia», afirma Juan.

Auguro grandes éxitos.

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