El experimento Milei

El experimento Milei

A lo largo de la historia, determinados países se convirtieron en el tubo de ensayo de teorías económicas audaces. Todas ellas prometían prosperidad, aunque cada una a su manera. Y no todas han ofrecido el mismo resultado. Las ha habido más y menos exitosas.

El marxismo consideraba irremediable que el capitalismo implosionara. Pero, de momento, no ha desaparecido. Los países que aplicaron las teorías de Marx eliminaron las libertades e igualaron a (casi) todos, pero tuvieron el mal criterio de igualarlos en la pobreza. El tubo de ensayo comunista de la Unión Soviética y sus satélites estalló. Y aquellos países que se niegan a desistir tienen sus economías y a sus ciudadanos como bien saben cubanos o venezolanos.

China y otros países comunistas asiáticos aprendieron a tiempo y sus partidos gobernantes decidieron sostenerse en el poder aplicando dos medidas, básicamente: la represión política y el capitalismo de Estado.

Estados Unidos y, en buena medida, el Reino Unido han practicado un liberalismo económico amplio, pero no ilimitado, en el que las facilidades para la inversión han conseguido sostener algo muy parecido al pleno empleo, aunque los derechos sociales sean restringidos. Y, según la tesis del profesor Rodríguez Braun, la Unión Europea ha sido siempre gobernada por socialdemócratas de izquierda y de derecha, que han generado prosperidad, tratando de redistribuir la riqueza entre las clases menos favorecidas, aplicando impuestos altos.

Faltaba por experimentar un método como el que propone Javier Milei en Argentina: elevar el liberalismo a la categoría libertaria, reduciendo mecanismos igualadores y prometiendo medidas tan drásticas como eliminar el Banco Central o castigar con la cárcel al dirigente político que provoque hiperinflación emitiendo moneda como si no hubiera un mañana.

Milei, como él mismo reconoce, ha llegado a ser presidente debido al catastrófico desempeño del peronismo. Milei es el fruto de los populistas de extrema izquierda, y a él se le acusa de ser un populista de extrema derecha. Si fracasa, será difícil que alguien con sus ideas llegue a gobernar en ningún otro sitio. Si, por el contrario, tiene éxito, Argentina no será el único país que quiera probar el experimento Milei.

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