Vive en Marbella desde hace años, y aunque se congratula de que “gracias a Dios, nos estamos salvando de la DANA”, a pocos kilómetros de su casa “lo están pasando muy mal, mire las catástrofes y las inundaciones en Málaga capital, es terrorífico. Siento mucho dolor por las víctimas, por la pérdida de vidas y la situación tan horrible que se está viviendo en muchas zonas de España. En Málaga lo están pasando muy mal, pero allí no conozco a nadie. Aún así, siento muchísimo lo que está pasando”.
Esta misma semana, Bárbara reaparecía en televisión participando en el programa “Mask singer”, en el que se metió en el disfraz de Troll. Descubrieron muy rápido su identidad y se lamentó de no haber “podido seguir más tiempo aquí, porque tenía preparadas unas canciones muy bonitas que ya no podré interpretar”.
La vida sigue, y la artista se ha rodeado de su hija, la pareja de esta y dos de sus amigas más íntimas, Susana y Encarna, para disfrutar de unos días de descanso en Marruecos. En sus redes sociales ha subido imágenes en el desierto.
De lo que no quiere hablar es del contencioso que mantiene con su hijo Ángel. “El tema está en manos de mis abogados y hay que esperar a que la Justicia se pronuncie”, sentencia.
El cisma familiar es total y ella no quiere ni oír hablar de su hijo ni de su nuera. Pero confiesa que, aunque sufre mucho por los ataques de su vástago, le sigue queriendo. En la distancia, pero queriendo.