Los contratos de alquiler establecen la relación entre casero e inquilino, sin embargo, no son eternos, sino que tarde o temprano, llegarán a su fin. La duración habitual suele ser de un año y podrá prorrogarse hasta un máximo de cinco o siete si quien alquila es una persona jurídica.
Una vez finaliza este contrato, el inquilino deberá entregar las llaves de la vivienda al casero como último paso. Sin embargo, en ocasiones, esto no ocurre, dejando al arrendador en una situación “delicada”. Por ello, desde la inmobiliaria online Housfy explican que pueden hacer los propietarios para solucionar esta problemática.
En primer lugar, será necesario hablar directamente con el arrendatario, ya sea mediante un mensaje o llamada, para solicitar la entrega de llaves. Asimismo, el propietario deberá dejar claro que esta devolución es un “requisito esencial para dar por finalizado el contrato de alquiler”.
En el caso de que el inquilino no responda o se niegue a devolverlas, el casero tendrá que enviar una notificación formal –correo certificado o burofax– donde se solicite explícitamente la entrega de llaves y se establezca un plazo de tiempo para ello. “Este paso es importante, porque demuestra y deja constancia que has intentado resolver la situación de manera amistosa y que el inquilino está informado de sus obligaciones”, asegura la inmobiliaria.
Si después de la notificación formal, el inquilino sigue sin entregarlas, se recomienda que el propietario consulte a un abogado especializado para que le guíe en los pasos legales que se deban llevar a cabo. La falta de entrega de llaves no solo imposibilitaría al propietario el volver a alquilar la vivienda, sino que también podría dar lugar a daños en la misma. Estos daños podrán ser cuantificados por el ahogado y después se deberá reclamar por daños y perjuicios al inquilino.
En el supuesto de que ninguno de los pasos anteriores funcionase, se deberá recurrir a una procedimiento judicial para recuperar la vivienda, un proceso que, aunque es más largo y costoso, puede ser la única opción para resolver la problemática. “Este proceso puede incluir una demanda de desahucio si el inquilino aún ocupa la vivienda, o una demanda por incumplimiento de contrato en caso de que se haya marchado sin entregar las llaves”, señalan.
Una vez se haya recuperado la vivienda, desde la inmobiliaria consideran que “lo mejor” será cambiar la cerradura para evitar cualquier problema futuro con el antiguo inquilino, ganando así “tranquilidad y seguridad”.