El papa Francisco ha reconocido este viernes en Bélgica, uno de los primeros países europeos en romper el silencio en torno a la pederastia en la Iglesia católica y que más fuertemente ha reclamado una respuesta de Roma, que los abusos sexuales a menores silenciados durante décadas por el Vaticano son “la vergüenza y la humillación de la Iglesia” y que al estamento religioso solo le queda “pedir perdón” por ello y velar por que nunca más se vuelvan a producir casos similares en su seno.
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