El pisco chileno a la conquista de Madrid

El pisco chileno a la conquista de Madrid

No solo de pan vive el hombre, sino también de bebida. Más allá del agua, nuestro espíritu se alimenta de otros combinados que para estas fechas navideñas vienen de perlas y que por qué no decirlo te animan en ciertos momentos en los que estás de capa caída. Siempre con moderación y sin abusar, una buena copa es algo que está denostado hoy en día, parece que vamos a granel. Pero si llevas dentro un sibarita, no tienes más remedio que seleccionar muy bien aquello que bebes y dónde lo bebes. Hoy les voy a hablar, del pisco, uno de los destilados por los que damos las gracias al universo y, por supuesto, a los exportadores de que hayan viajado bajo el brazo con esta maravilla de Latinoamérica a Europa. Cierto es que hay una confusión generalizada de si el pisco es peruano o chileno, pero no vamos a entrar en un berenjenal en el que no tenemos necesidad.

Un servidor, cuán auténtico coolhunter, les va a introducir en el pisco de Chile, que viene pegando fuerte en nuestro país y que está en plena tendencia, algo de lo que ya se han hecho eco algunas de las mejores barras de la capital –sí, sí, esas en las que alguna que otra risa tonta se nos ha escapado–. Por si aún no lo saben, hasta el próximo 8 de diciembre se celebra en Madrid la primera edición de La Ruta del Pisco Chileno. Desde coctelerías independientes hasta las coctelerías de los hoteles más lujosos y restaurantes se han sumado a esta cita con la firme intención de mostrarnos las bondades e infinitas posibilidades de este destilado. Vamos a culturizarnos un poquito; en Chile el pisco se toma de diferentes maneras: solo, en combinado –los más populares son el Piscola, el Piscotonic y el Pisco Punch– y en sofisticados cócteles que van desde versiones de tragos clásicos, como el Pisco Mule o el Serena Connection, hasta creaciones de autor. Aquí en Madrid, más chulos que un ocho, los locales participantes en La Ruta del Pisco Chileno han creado sus propias combinaciones para las que han utilizado diferentes marcas como Espíritu de los Andes, Capel, El Gobernador, Alto del Carmen y Waqar, todas ellas a la venta en España. Pictura, del Mandarin Oriental Ritz; Glass Bar, del Urban; LobByto, del Gran Hotel Inglés; The Principal Madrid Hotel; Bar 49, del InterContinental; Gran Vía 18; Caracortada; Fat Cats y los restaurantes Ramses, Papúa, Tepic y MamaQuilla participan en esta ruta.

Un plan ideal y más ahora que se aproxima el ansiado puente y muchas horas para deleitarnos con nuestros placeres. Para gusto colores, pero me quedo con el RAMSES, uno de los epicentros de la gastronomía y el ocio más exclusivos de Madrid; sorprende con su Pisco Ramses: pisco chileno, licor de flor de sauco, sirope de lichi, canela y ginger ale. Un cóctel elegante y exótico. También recomiendo el del único mexicano en Madrid con el sello Bib Gourmand de la Guía Michelin, Tepic; el fantástico bartender Javier Quiñones ha diseñado Atacama Cocktail, una creación a base de pico chileno, Triple Seco, puré de chumbo, lima, clara de huevo y cereza inspirada en su viaje al desierto de Atacama. Si se dejan caer por Papúa pidan Tierra, un viaje sensorial al origen del pisco chileno que mezcla este destilado con exóticos ingredientes botánicos como el maíz morado, la piña y la frambuesa. Otro de lo sitios punteros, FAT CATS, presenta Andean Dream, elaborado con pisco chileno, vino de Jerez, Chartreuse amarillo y piel de pomelo. Si prefieren la tranquilidad y la exclusividad de un hotel para ponerse a tono con el pisco visiten InterContinental Madrid; Bar 49, en el corazón del lujoso hotel, ofrece Mora Andina, un cóctel vibrante y refrescante que combina la riqueza del pisco chileno.

Auténticas obras de arte para poner en valor este destilado de vino de gran fama mundial. En Chile, está considerado como patrimonio cultural e histórico y es el reflejo de un saber transmitido de generación en generación desde hace más de 500 años, del terroir chileno y de la manera de ser y de sentir de sus habitantes. Íntimamente ligado al cultivo de la vid, su origen se remonta al siglo XVI y desde 1931 su producción está amparada bajo la Denominación de Origen (DO) Pisco de Chile, la primera del continente americano y una de las más antiguas a nivel mundial. Se elabora al norte del país, en las regiones de Atacama –hogar del desierto más seco del mundo– y Coquimbo –que acoge la mayor concentración de observatorios astronómicos del planeta–, donde se dan las condiciones óptimas para el cultivo de la uva: cielos limpios y despejados 300 días al año, escasas precipitaciones y grandes contrastes térmicos entre el día y la noche debido a la altitud que dan como resultado frutas intensamente sabrosas y azucaradas.

El pisco de Chile llega a ser considerado una industria importante –produce 35 millones de litros y genera 40.000 empleos indirectos y 3.500 puestos permanentes, contribuyendo significativamente a la economía del país– y en los últimos años ha sido reconocido con más de 400 premios internacionales.

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