La apertura a la competencia del transporte de viajeros en tren, entre 2019 y 2020, chocó con el estallido de la pandemia, unos precios de la electricidad desbocados tras la invasión rusa de Ucrania, y la urgencia de abrir obras en todos los frentes de la red ferroviaria para aprovechar los fondos europeos de recuperación. El resultado, un fuerte incremento de los viajeros, cifrado en un 37% entre 2022 y 2023, hasta los 32,4 millones; más incidencias, y operadoras que no aguantan ya la larga guerra comercial. El incremento de los ingresos entre las tres en liza fue del 13% tras el despliegue de una mayor oferta en 2023 y la buena respuesta de los clientes. Pero es insuficiente para sostener las cuentas de resultados.
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