Según investigaciones en psicología y economía, la respuesta es tanto un sí como un no: el dinero puede contribuir a la felicidad, pero solo hasta cierto punto. Estudios recientes han señalado que existe un ingreso anual óptimo que permite cubrir necesidades básicas y disfrutar de un nivel de vida cómodo, y este podría ser la clave para alcanzar un mayor bienestar emocional.
En Europa, la cifra mágica ronda los 70.000 euros anuales, ajustada al poder adquisitivo de la región. Este es el umbral a partir del cual, según los expertos, el dinero deja de tener un impacto significativo en la percepción de felicidad y bienestar.
¿De dónde viene esta cifra?
El punto de partida de esta conclusión proviene de un estudio llevado a cabo por el premio Nobel de Economía Daniel Kahneman y el economista Angus Deaton. Ambos analizaron la relación entre los ingresos y el bienestar emocional en una amplia muestra de personas. Sus hallazgos sugieren que un ingreso anual equivalente a 70.000 euros en Europa es suficiente para cubrir las necesidades básicas, reducir el estrés financiero y permitir ciertos lujos ocasionales.
Por qué 70.000 euros
- Cobertura de necesidades básicas: Esta cantidad permite pagar vivienda, alimentación, educación y otros gastos esenciales sin preocupaciones constantes.
- Acceso a ocio y experiencias: Una vez cubiertas las necesidades básicas, el excedente puede destinarse a actividades que generen felicidad, como viajar, disfrutar de hobbies o socializar.
- Reducción del estrés financiero: Ganar esta cantidad asegura que el dinero no sea una preocupación diaria, lo que impacta positivamente en la salud mental.
¿Más dinero significa más felicidad?
El estudio de Kahneman y Deaton también reveló un fenómeno interesante: a medida que los ingresos aumentan más allá de este umbral, el impacto en la felicidad comienza a disminuir. Esto se debe a que, una vez alcanzado un nivel de comodidad económica, las mejoras adicionales no generan el mismo efecto en el bienestar emocional.
De hecho, los psicólogos señalan que las personas que ganan cantidades muy elevadas pueden experimentar mayor presión laboral, menos tiempo libre y un aumento en las expectativas personales, lo que puede contrarrestar los beneficios económicos
¿Es igual en todos los países?
El coste de vida juega un papel clave en esta ecuación. Mientras que en países con altos costos como Alemania, Francia o el Reino Unido la cifra óptima se acerca a los 70.000 euros, en regiones con menores gastos, como algunos países del este de Europa, el umbral podría ser significativamente más bajo.
En España, por ejemplo, expertos estiman que un ingreso anual de 50.000 a 60.000 euros es suficiente para alcanzar una calidad de vida cómoda y garantizar un bienestar emocional estable. Esto se debe a que los gastos básicos, como la vivienda o la alimentación, tienden a ser más asequibles en comparación con otros países europeos.
Más allá del dinero: otros factores que influyen en la felicidad
Si bien el dinero puede ser un facilitador de la felicidad, no es el único factor. Estudios en psicología destacan que aspectos como las relaciones personales, la salud y el propósito de vida tienen un impacto aún mayor en el bienestar.
- Relaciones sociales: Mantener vínculos estrechos con familiares y amigos es fundamental para una vida plena.
- Salud mental y física: Cuidar el cuerpo y la mente es esencial para disfrutar de lo que el dinero puede ofrecer.
- Propósito y satisfacción laboral: Sentirse realizado en el trabajo o tener una meta en la vida puede ser más importante que el salario en sí mismo.
Recuerda, el dinero no puede comprar la felicidad