En un tablero mundial trastocado por la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca, Europa quema etapas para resituarse y blindar su autonomía en términos económicos, financieros y estratégicos, acelerando iniciativas que llevaban años o décadas inmersas en el proceso político y legislativo comunitario. La creación de un mercado común de capitales, la reforma del sector energético, el aumento del gasto y la consecución de una defensa común han dejado de ser solo importantes para convertirse, también, en urgentes. Bajo esta misma necesidad de reducir la independencia de EE UU, Europa aprieta el paso para crear el euro digital.
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