Fregar los platos: un acto necesario

Fregar los platos: un acto necesario

Suelo recoger los estragos de la cena dispersándome por pensamientos triviales. Carece de lógica, lo pienso y no tiene sentido, pero me gusta fregar escuchando música clásica. De fondo el aria Un bel dì vedremo, un bello día veremos, interpretado por una Victoria de los Ángeles soberbia. Sumergido en el ánimo de fragancia a verbena y padecimiento de Cio Cio San, la melodía me trae el recuerdo de mi ama. Dulce y suave, el canto me lleva a un instante tibio, como el agua de enjuagar, en el que mi madre me reprende suavemente en voz baja por cocinar empleando demasiados cacharros. Enjabono una sartén, perdiéndome en pensamientos perfilados entre el deseo y la verdad. Acomodo cucharillas en el portacubiertos del lavavajillas masticando sobre ese artículo que confirma que el cerebro, ante la falta de alimento, entra en modo ahorro energético, igual que un dispositivo digital. Incluso visualizo mentalmente a la soprano barcelonesa con guantes verdes reclinada sobre el fregadero, en una escena doméstica sobrada de autenticidad. No todo el mundo tiene un cerezo plantado con su nombre en Japón en reconocimiento a sus magistrales interpretaciones de Madame Butterfly.

Seguir leyendo

‘Tempeh’ de alubias de Tolosa

Please follow and like us:
Pin Share