Agentes de la Jefatura de la Policía Autonómica de Santiago de Compostela, en colaboración con el servicio de arqueología de la Dirección General de Patrimonio Cultural, han hallado un ara de origen romano en el municipio pontevedrés de Caldas de Reis. La pieza fue encontrada tras diversas investigaciones, que llevaron a la localización exacta del lugar en el que se encontraba.
Una vez identificada la parcela donde se hallaba el ara, se procedió a tomar declaración al propietario con el fin de esclarecer el origen de este elemento arqueológico.
Los agentes precintaron la zona hasta que la Dirección General de Patrimonio Cultural, dependiente de la Consellería de Cultura, Lengua y Juventud, dictó una resolución sobre su destino.
Finalmente, se acordó el traslado del ara al Museo de Pontevedra, donde podrá ser preservada y estudiada. Tras esta resolución, la Policía Autonómica retiró el precinto y supervisó el traslado al museo.
¿Qué es un ara romana y cuál era su función?
En la antigua Roma, un ara era una estructura sagrada utilizada para ofrecer sacrificios y otras ofrendas religiosas. Generalmente, eran pequeñas piedras talladas o altares de forma rectangular o cilíndrica, a menudo decoradas con inscripciones o relieves, y se encontraban en templos, lugares públicos e incluso en propiedades privadas.
Estas aras se utilizaban en ritos dedicados a los dioses romanos, donde se realizaban ofrendas de alimentos, vino, incienso o, en ocasiones, sacrificios de animales, como parte de rituales para obtener favores divinos o agradecer por ellos.
El hallazgo de esta ara en Galicia añade un testimonio más de la presencia e influencia romana en nuestra tierra, especialmente en términos de prácticas religiosas y costumbres culturales.
Ejemplos del legado de Roma
No en vano, Galicia tiene una relación profunda y compleja con la época romana. Aunque Roma tardó en consolidar su dominio en la región debido a la resistencia de los pueblos galaicos, la llegada del Imperio supuso una transformación significativa.
La integración de Galicia al Imperio Romano fue el resultado de la campaña militar liderada por el emperador Augusto a finales del siglo I a.C. Esta campaña, conocida como las Guerras Cántabras, buscaba consolidar el control sobre las tribus galaicas, cántabras y astures, que ofrecieron una resistencia prolongada.
Finalmente, el territorio quedó bajo control romano, iniciándose un proceso de romanización que influyó tanto en el modo de vida como en las estructuras sociales y económicas de la región.
De este proceso, perduran hoy signos e infraestructuras significativas, como la Vía Nova, que fue una de las principales calzadas romanas en la región. Esta vía conectaba Bracara Augusta (actual Braga, en Portugal) con Asturica Augusta (Astorga) y pasaba por diversas localidades de la Galicia romana, facilitando la circulación de tropas, bienes y personas.
Asimismo, los romanos fundaron varias ciudades en Galicia, que se convirtieron en centros administrativos y comerciales de gran relevancia. Lucus Augusti es el ejemplo más conocido.
Lugo, fundada en el año 25 a.C., contaba con una muralla de más de 2 kilómetros, declarada Patrimonio de la Humanidad, que demuestra la importancia militar y estratégica de la ciudad.
Al mismo, tiempo, Galicia y las regiones limítrofes fueron fundamentales en la explotación minera del Imperio Romano. Uno de los mayores proyectos mineros romanos fue el de Las Médulas en el Bierzo (cercanas a Galicia), donde se extraía oro mediante un sistema hidráulico llamado ruina montium.