Isaac Fonseca: «No concibo el toreo aliviado. El animal pone su vida en esto y hay que responder con honor»

Isaac Fonseca: «No concibo el toreo aliviado. El animal pone su vida en esto y hay que responder con honor»

Ha terminado San Isidro y entre todos los balances del ciclo aparece un nombre en el que vale la pena detenerse, el de Isaac Fonseca, que no sólo cortó una importante oreja en una feria en la que los trofeos escasearon, sino que demostró por qué es uno de los toreros que Madrid espera y respeta a partes iguales. Y es que el mexicano es un torero generoso en su entrega, algo que le ha costado caro, pues en su todavía incipiente carrera (aún no ha cumplido 2 años de alternativa), Isaac ha sufrido el duro castigo del toro en sus carnes en repetidas ocasiones. Sin ir más lejos, ha sido el mismo día de su faena más sólida en Las Ventas, aquella que se premió con un trofeo de auténtico peso, cuando sufrió una cornada espeluznante en la espalda que congeló los tendidos de Madrid y de la que afortunadamente, ahora se recupera de manera satisfactoria.

Apenas unos días después del percance, justo cuando abandonó el hospital, hablamos con el torero para LA RAZÓN.

Isaac, fueron momentos horribles en la plaza, pero alivia saber que su recuperación es buena. ¿Cómo se encuentra?

Bien, todavía con molestias, porque la cogida fue muy aparatosa, pero bueno, dentro de todo lo grave que pudo ser, por la zona de la cornada (en la espalda), lo importante es que la trayectoria del pitón fue hacia arriba, no penetró la cavidad toráxica y por eso no afectó órganos vitales, sólo tuve una contusión pulmonar. Me dieron el alta el jueves 6 de junio y estos días, ya en casa, me he ido sintiendo mejor.

Parece que tiene un ángel que lo cuida.

¡Sí, no manches! Gracias a Dios. Me asusté mucho porque recuerdo haber sentido el pitón dentro de mí y luego, cuando me llevé la mano, sentí el hueco en la espalda. Por eso es que me fui yendo en dirección a la enfermería. Había un doctor que me taponaba la herida mientras me quitaban el traje de luces y me pasaban al quirófano. Recuerdo que pregunté «¿es grave?», pero me tranquilizaron diciendo que estaba todo bien, entonces me durmieron. Cuando me desperté, ya me contaron cómo había salido todo, que la cornada era de 20 cm., que había pasado entre las costillas y la escápula, y que no había órganos afectados. Tuve mucha suerte.

¿Es verdad eso que dicen que haber cortado una oreja en Madrid hace que las cornadas duelan menos?

Sí, bueno, no tanto. Es decir, la cornada ha sido bastante dolorosa y molesta. Pero es verdad que haber sentido ese reconocimiento del público de Madrid, haber podido demostrar que hay una evolución en mi toreo y que sea bien recibida, es muy reconfortante. Sirve para que, mentalmente, todo ese mal recuerdo se pase pronto y esté deseando ya volver a torear y volver a Las Ventas. Quiero volver a sentir otra vez lo que sentí con ese primer toro en el capote y en la muleta, porque creo que todo lo que le hice fue importante. No era un toro fácil, me puse muy de verdad, no sé hacerlo de otra manera, y sentí que el público estaba conmigo, sobre todo después del espadazo pude ver cómo se volcaron para pedir la oreja. Me sentí muy feliz y muy honrado. Son esas cosas que uno sueña vivir en una plaza como la de Las Ventas.

Dicen que los toros avisan de las cornadas. ¿Sintió eso?

Es verdad que hay veces en las que sabes que te estás jugando la cornada porque el toro de muestra ese peligro y es uno el que decide si da el paso y se pone de verdad a pesar de ello, o a lo mejor no. Pero no concibo el toreo aliviado. El animal pone su vida en esto y hay que responder con honor. Aunque te tengo que decir que con este no vi venir la cornada. Es verdad que el toro tenía algunas dificultades, pero transmitía y por eso aposté por él, me fui a los medios. Por la derecha me mostró que se ceñía, y por la izquierda fue a mejor, pero fue justo por ahí, cuando remataba una tanda, por donde se revolvió y me pegó la cornada. Fue inesperado.

Eres un torero joven, pero muy castigado por los toros. ¿Le das vueltas a la cabeza a eso en el hospital?

Pues fíjate que creo que me pasa al contrario. Por supuesto no es agradable salir herido de la plaza, pero entiendo que la profesión es así. Esto es lo que pasa. Los toros dan cornadas y es cuestión de aceptar y decir «voy a para adelante». Entonces al contrario de venirme abajo, siento que me motivo y que quiero ser torero todavía más. Por eso estoy deseando volver a vestirme de luces y estar delante del toro otra vez.

¿Ya tiene una fecha prevista?

Sí, el sábado 15 de junio en Sahagún (con toros de Valdellán, a lado de Juan Leal y Francisco de Manuel). Haré lo imposible por torear allí. Todavía falta la opinión de los médicos, pero yo tengo la última palabra y mi deseo es torear.

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