En la noche de Nueva York, suenan violentamente los cordajes de Daniil Medvedev y Jannik Sinner, este último finalmente vencedor y, en consecuencia, principal candidato a levantar este US Open que empezó de la peor manera para él pero que ahora, con el transcurrir de los días y las rondas, ha cambiado radicalmente. En medio de esa extraña atmósfera que lo rodea, ruidosa pero no hostil, el italiano ha ido abriéndose paso —6-2, 1-6, 6-1 y 6-4 en este último episodio— y desembarca a velocidad de crucero en las semifinales, habiendo sorteado dos duros escollos, los de Tommy Paul y el ruso, y transmitiendo la sensación de que anímicamente está preparado. Se pronuncian Federer, Nadal y el entorno profesional, apuntando de manera mayoritaria al sistema y a la metodología de la lucha antidopaje, mientras él sacude, compite y gana. Dos pasos, le quedan.
PEGULA PROLONGA LA FIESTA LOCAL
El tenis estadounidense contaba ya con una triple baza en las semifinales, con la presencia de Taylor Fritz y Frances Tiafoe en el cuadro masculino y la de Emma Navarro en el femenino. Se suma también la de Jessica Pegula, superior a la número uno, la polaca Iga Swiatek (6-1 y 6-4).
“Tiene una bola bastante complicada, porque es bastante baja [1,70] y le pega muy plano”, le retrata la de Varsovia, campeona hace dos años y que no encontró remedio frente a una rival que ahora sí, al séptimo intento, terminó rompiendo la barrera de los cuartos.
Pegula, de 30 años, registra su mejor resultado en un Grand Slam y su país lo celebra: por primera vez desde 2003, también US Open, el tenis estadounidense cuenta con cuatro semifinalistas; entonces fueron Andy Roddick, Andre Agassi, Jennifer Capriati y Lindsay Davenport.
La próxima madrugada se disputarán los cruces femeninos: Sabalenka-Navarro (1.00, Movistar+) y Pegula-Muchova (hacia las 3.00). El viernes, los masculinos: Sinner-Draper y Fritz-Tiafoe.