Es habitual que Maite y Tomás nos atrapen con su trama y con su peculiar relación. Es lo normal, como también lo es dejarse llevar por los paisajes tan cuidados como bucólicos de esta serie que, en la oscuridad, te lleva a querer viajar con los protagonistas sin dejarte llevar por el drama, que es la enfermedad de Tomás, la degenerativa ELA, pero sin dejarte atrapar (solo) por la pena. Hay intriga y emoción a partes iguales… Pues prepárense para el viaje de esta tercera y última temporada, porque te agarra, te pellizca y te estruja las emociones con más fuerza que en las dos anteriores. «Es todo un éxito una serie que haya funcionado tanto y sea protagonizada por dos personas de cincuenta años que no tienen sexo», nos cuenta Tomás, digo Javier Cámara, en el FesTVal, el Festival de la televisión en el que se presentó el cierre de ciclo en Vitoria.
La trama
El actor no vino solo. Y así nos relató Fran Araujo, uno de los creadores, el desenlace: «Siempre arrancamos desde los personajes. Los habíamos dejado viendo una casa que es donde arranca la siguiente (la tercera y última). Todo el proceso de escritura fuimos descubriendo cosas y queríamos jugar a varias historias juntas. Teníamos que cerrar tres temporadas y ver el espacio que le dábamos a cada personaje. Tiene una historia principal que lleva Maite, una desaparición que se va complicando muchísimo. Y Tomás se implica de una manera personal también. Y el viaje emocional de la enfermedad de Tomás».
Pepe Coira, director y creador, nos contextualiza: «Es un tipo que ha sido diagnosticado con ELA y de repente por azar es testigo de un crimen y encuentra el motor. Está vinculado a su situación personal. Es alguien que quizá, por su momento vital, ya no quisiera saber nada más, pero se ve obligado por intentar demostrar que está siendo acusado de un crimen que él cree que es incapaz al tratarse de una de las pocas personas que admira. Todo el rato vida y muerte están ligadas».
Juegos de vida y muerte
«Hay algo increíble que es que en su momento está pensando en salvar a alguien. Hay algo bonito en cómo está cruzada la vida, la muerte, en intentar quitar la vida a alguien. Es un prisma que se ha intentado trabajar, también sobre la familia, la pérdida, el amor y la amistad. ¿Por qué nunca se trata la amistad en las ficciones? Se trata el amor, pero la amistad no», se cuestiona el creador Fran Araújo.
El protagonista
Que Tomás, el personaje que interpreta Javier Cámara, tiene una enfermedad degenerativa ya lo descubrimos en la primera temporada, pero en esta está en un nivel mucho más avanzado y el actor nos habla así del personaje: «Me gusta mucho todo lo que quiere saber. Necesita saber la verdad. Si una persona mató a la otra, si la secuestró, si hay drogas o abusos en juego. Es su principal motivación, quiere ver la realidad en los otros», relata.
Una temporada que vuela alto, en todos los sentidos: «Es la más emocional, también por ser el cierre, la última, pero hay algo apabullante. Es un giro constante hacia algún lugar. La tercera temporada va mucho más allá. Nos pone en una tesitura en la que todos nos saltamos las normas, aunque tenga justificación», nos avanza.
Mónica López vuelve a tener mucho que decir esta temporada y destaca a un personaje que la confronta: «Me gusta que Maite (su personaje) pueda aprender de una más joven».
Jorge Coira regresa como director después de la primera temporada «es un canto a la vida total. Han sido localizaciones complejas de encontrar, pero son una maravilla». Lo corroboramos.
Nuevo director
Ha dirigido todo, menos un capítulo, el tercero, en el que se ha aventurado Javier Cámara: «Estaba muy nervioso. Me dan un capítulo de una serie en la que no me veía ni como actor. En la primera temporada tenía muchas dudas de estar en un thriller y ahora siento que esta serie es mía entera. Ver una serie tan bien escrita y que se cierra perfecta. No lo hubiera hecho sin que Jorge me lo hubiera pedido y con este equipo. Me lo tomé muy en serio».
No dudó Cámara en recordar cómo fueron los comienzos «A mí cuando me dieron el thriller no lo quería hacer, pensé ¿yo? Si cojo una pistola me voy a caer, se van a reír de mí. Cuando supe que iba a estar Mónica López, también supe que iba a hacer la serie. Me encanta que hayan llegado a ese lugar en el que dos personas mayores de cincuenta años se quieren de esa forma y me parece valentísima una serie tan popular de dos personas de 50 que no tienen sexo», recalcó el actor.