Antonio Josef Cavanilles (1745-1804), botánico, maestro de filosofía, doctor en teología, que también fue preceptor en París de los hijos del Duque del Infantado, publicó en 1797 el libro «Observaciones sobre la historia natural, geográfica, agricultura, población y frutos del Reino de Valencia». El clérigo, que tuvo como discípulo más aventajado al aragonés Mariano Lagasca (1776-1839), que tiene calles en Madrid y Zaragoza, describe en la página 159 las características y algunos sucesos de la zona del barranco del Poyo, zona cero de la dana trágica de la pasada semana. El texto, que tiene casi 250 años, es muy actual: «siguiendo hacia el sur desde Alaquía –escribe Cavanilles– como a un quarto de legua se atraviesa el barranco, que empieza en las montañas de Buñol con dirección a Chiva, entra en esta villa, y continúa por el término de Cheste, donde recibe otro considerable: engrosado con ese aumento y con las vertientes de aquellos montes, cruza el llano de Quart junto a la venta de Poyo, para después por las cercanías de Torrent, que dexa a su derecha, como igualmente Catarroja, y desagua en la Albufera de Valencia. Su profundo y ancho cauce siempre está seco, salvo en las avenidas quando recibe tantas aguas y corre tan furiosamente, que destruye quanto encuentra. En 1775 causó muchísimas desgracias en Chiva, sorprehendiendo a media noche sus vecinos; asoló un número considerable de edificios, esparciendo por más de dos leguas los tristes despojos y los cadáveres de los pobres que no podieron evitar la muerte».
Estremece constatar que hace un cuarto de milenio ya existía un problema, que no solo no se ha atajado, sino que se ha agravado. Aurelio Medel, en Cinco Días, ha tenido la paciencia y la perspicacia de, con datos del INE, comparar la población de 1950 con la actual en las zonas afectadas por la dana. Los datos deberían provocar una reflexión y generar un mea culpa en quienes, durante tres cuartos de siglo, permitieron construir al pie de torrentes inundables hace siglos. A mediados de la centuria pasada en el área y localidades asoladas por la dana vivían 351.103 personas, que en 2023 eran 936.987, un 166,9% más. El desarrollo de Papierta ha sido todavía mayor al pasar, en ese periodo, de 3.574 habitantes a 27.184, un ¡660,6%! más, de los que muchos vivían en casas construidas en zonas inundables desde hace siglos y donde nunca hubieran debido estar. Es tarde para pedir responsabilidades por eso, pero hay tiempo para evitar que se repita y que sea tan actual el libro del siglo XVIII de Cavanilles.