La danza mejora la calidad de vida de las personas con demencia

La danza mejora la calidad de vida de las personas con demencia

Cada tres segundos una persona desarrolla demencia, de manera que en la actualidad ya hay unos 55 millones de personas en el mundo que la sufren, contexto éste en el que el Alzheimer juega un papel protagonista, ya que representa entre el 60 y el 70% de todas las demencias. Además, las previsiones apuntan a un incremento progresivo de su incidencia en los próximos años, hasta el punto que se estima que en 2050, el número de personas con demencia se habrá duplicado.

Ante este panorama y puesto que aún no hay ningún tratamiento disponible capaz de curar ni revertir los efectos de esta enfermedad pese a los recursos y esfuerzos invertidos en hallar una terapia efectiva, hay muchas personas que han de convivir con la enfermedad, a las que se les pueden ofrecer una serie de intervenciones no farmacológicas para mejorar su bienestar y calidad de vida, como actividades físicas, terapias cognitivas y estimulación física.

En este contexto, la Fundación ACE Alzheimer Center y el Campus Salud del Festival de Peralada, con el apoyo de CaixaBank, pusieron en marcha hace dos años Dit-Dit, una iniciativa que mediante la práctica de la danza busca “estimular la mente, el cuerpo y el espíritu de las personas con Alzheimer”, señaló el doctor Xavier Cantero, de la Fundación ACE, en rueda de prensa.

En esta actividad, que este año ha celebrado su segunda edición, 22 personas con demencia de leve a moderada -el 54% de ellas con diagnóstico de Alzheimer-, la mayoría de ellas mujeres, han participado de febrero a junio en dos sesiones semanales de baile, dirigidas y guiadas por pedagogos y profesionales de la danza de CondeGalí, con el foco puesto “conseguir que los usuarios disfrutaran, se lo pasaran bien”, tal y como puso de relieve la fundadora y directora médica de la Fundación ACE, la doctora Mercè Boada.

Además, con el fin de conocer los beneficios de esta actividad, se ha llevado a cabo un estudio para valorar de qué manera impacta la misma en los participantes y, a tener de sus resultados, el objetivo está cumplido. Pese a que a nivel cognitivo no se han evidenciado mejoras y se ha observado un deterioro cognitivo coherente con el curso natural de la enfermedad, sí que se ha podido identificar un avance en lo relativo a la autonomía, la calidad de vida y el bienestar emocional de los pacientes.

Mejor calidad de vida

En este sentido, cabe señalar que el estudio ha puesto de manifiesto que la práctica de la danza ha permitido a los participantes ganar en equilibrio, lo cual reduce el riesgo de caídas y eso repercute en la seguridad e independencia de estas personas, que por su enfermedad ya de por sí tienen una mayor probabilidad de sufrir accidentes. Y eso tiene un impacto positivo en la calidad de vida, como también lo tiene el disfrute y la felicidad que quienes participan en estas sesiones sienten durante las mismas.

El testimonio de María da buena fe de ello. “Me gusta mucho bailar, experimentar y ser feliz y las sesiones de danza me han ayudado a todo ello. La vitalidad que tienes mientras practicas la actividad hace que te sientas maravillosamente bien y que estés esperando toda la semana para ir a bailar”, confiesa esta paciente.

Acerca de la estrategia seguida en las sesiones para lograr este efecto sobre los participantes, Aimar Pérez, bailarín, corógrafo y director de CondeGalí, explicó que “se fundamenta en la idea de conectar los cuerpos a través de dos dedos, lo que permite trabajar el contacto de una manera poco invasiva, respetando el espacio vital del otro y sin que nadie se sienta incómodo”. A partir de ahí, las sesiones fluyen y se convierten en un “espacio en el que practicar el movimiento de manera libre, sin ser juzgado, disfrutando, y si hay disfrute, las personas se sienten mejor”.

En definitiva, esta iniciativa, con la que sus impulsores buscaban “dar a los pacientes experiencias que mejoren su calidad de vida, ya que por ahora no es posible alterar el curso de la enfermedad”, tal y como recordaba Cantero, ha cumplido con las expectativas por lo que, de cara a su próxima edición, la idea es “ampliar las sesiones y el número de usuarios para poder desarrollar un estudio que arroje resultados más precisos”, avanzaban desde Fundación ACE.

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