El PSOE ha eliminado de su ideología de género la letra Q y el signo +. Esos signos hacen referencia a los géneros Queer -«trans»- y el + a todos aquellos que la ideología de género considera existentes además de los representados en el acrónimo LGTBI (lesbiana, gay, transexual, binario e intersexual). La «Q» se asocia a quienes no se sienten representados en las letras LGTBI y el signo+ por los que tampoco con las anteriores además de la Q. Lo que da una idea de la complejidad de esta ideologización del género, comúnmente considerado durante 2000 años, como masculino y femenino en el ser humano. Lo primero que debe tenerse en cuenta al hablar de la ideología de género es que se trata de una ideología, es decir, de un conjunto de ideas que caracterizan el pensamiento de una persona, de una colectividad o de una época. También se utiliza para definir corrientes o movimientos de carácter político, cultural, religioso, etc. En este caso es la ideología de un movimiento vinculado a la cultura «woke», («despierto» en inglés) indicativo de quienes sostienen ideas opuestas a las que consideran como discriminación o diferencias que consideran injustas, sean estas raciales, sexuales o de otro tipo. Su aplicación al ámbito del sexo y del género considera a éste como la mera traslación social y cultural del sexo biológico, y comúnmente considerado masculino y femenino, como asociados respectivamente al sexo de hombre (varón) y mujer, o macho y hembra. Frente a esa única asociación entre el sexo y el género, reivindican una diversidad de géneros como expresión del diverso rol social y cultural que consideran puede acompañar al sexo biológico y que se recogen en el acrónimo LGTBI (Q+). Esta ideología la ha asumido la izquierda que hace de ella una bandera inatacable y símbolo de la libertad y el progreso. De hecho tal parece que la lucha de clases ha sido sustituida por la lucha de sexos como objetivo irrenunciable político y auténtico dogma de lo políticamente correcto. No deja de ser llamativo que algunos pretendan considerarlo así -un dogma político- tratándose de una ideología, y por tanto siendo tan criticable como cualquier otra en un régimen democrático pluralista. La decisión del PSOE ha sido recibida con gran hostilidad por sus socios de Sumar y Podemos, que pese a ser comunistas parecen haber cambiado también la bandera roja por la arco iris. El feminismo clásico del socialismo parece ha ganado esta batalla que a la ministra de Igualdad le ha significado salir derrotada de la ejecutiva. Novedad sanchista tras la gran derrota de su admirada ultra «woke» Harris frente al anti «woke» Trump.