La macroencuesta de mañana

La macroencuesta de mañana

No se trata solo de colocar el mayor número posible de europarlamentarios entre los 61 que aportamos a la cámara europea. Los comicios de mañana –en un país donde el que los gana acaba gobernando tras las siguientes generales– van a poner en solfa el verdadero estado de salud de nuestros partidos, tras diez meses de legislatura marcada por la ley de amnistía, el caso Koldo y las actividades de la esposa del presidente bajo lupa judicial. Ahora el Partido Popular necesita ganarle al PSOE –ya da igual por cuantas cabezas de caballo– en la primera contienda a nivel nacional tras las generales de julio, cosa distinta será la diferencia final entre el bloque de la derecha y el de la izquierda junto a sus socios separatistas, teniendo en cuenta que no son solo los populares quienes muestran un perceptible óptimo estado de forma tras arrasar en las gallegas, parar el golpe en las vascas y quintuplicar escaños en las catalanas. La guardia pretoriana de Núñez Feijóo sí ha sabido reaccionar en este final de campaña a diferencia de lo ocurrido en julio, tras comprobar que dar por derrotado a Sánchez sin mantener tensos los filamentos de la iniciativa, no pasa por ser la mejor de las ideas. La dirección popular fue consciente a tiempo de que el jefe del Gobierno salía fortalecido de la obra bufa que supuso su retiro «reflexivo» a pesar de una evolución del asunto relacionado con Begoña Gómez que se colaba de rondón en la campaña para desesperación de La Moncloa.

Sánchez por su parte se apuntaría el tanto de un resultado satisfactorio que sería perder por la mínima y superando el bloque de la investidura al de las derechas. Si esto no ocurre, al fin y al cabo, él no era el cabeza de lista en estos comicios. Queda por ver si el PSOE acaba recogiendo la posible movilización de la izquierda –si es que funciona la palanca del victimismo por el caso Begoña– ya exprimidos el caso Milei o Netanyahu y muy a costa de Sumar que, ahora sí dejaría a Yolanda Díaz practicando el vuelo sin motor previo puntapié electoral donde la espalda cambia de nombre. Lo de mañana será solo antesala de lo que se cocine en Cataluña ahora metido en la nevera. Eso será lo que marque el devenir de la legislatura… que igual es corto.

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