Un convoy humanitario organizado de forma exprés desde
Arévalo y Pajares de Adaja llevó este sábado 2 de noviembre hasta Torrent y
Aldaia, 40 toneladas de agua, alimentos y herramientas para la ONG Mensajeros
de la Paz
Después de un viaje de más de diez horas, este mediodía
llegó a Utiel (Valencia) un convoy de ayuda humanitaria que partió de madrugada
de la localidad abulense de Pajares de Adaja. En total han sido casi 40.000
kilos repartidos en dos camiones cargados de agua y siete furgonetas con
alimentos, ropa, comida para mascotas, palas y cepillos. Esta ayuda se ha
repartido en la sede de Mensajeros de la Paz de Valencia y en los pueblos de
Torrent y Aldaia, la zona cero del temporal.
Pero esta cantidad resulta insignificante ante el desolador
panorama de destrucción que se han encontrado los veinte voluntarios de la
expedición. El propio impulsor de la iniciativa, Aitor Ortega, un guardia civil
arevalense destinado en el cuartel del Instituto Armado de la capital de La
Moraña, hace un llamamiento para que este tipo de caravanas se convierta en una
constante diaria que alivie el sufrimiento de las miles de personas
damnificadas.
Aitor confiesa que fue después de hablar su amigo Ángel
Rielo, un cómico y actor que no pudo tomar un vuelo en Valencia debido al
temporal y que decidió quedarse allí para echar una mano como voluntario de la
ONG Mensajeros de la Paz, consideró que no había tiempo que perder. “Tras
conversar con él y describirme la urgente necesidad de ayuda que se necesita,
con mis compañeros del cuartel de Arévalo y de otros destacamentos de La
Moraña, lanzamos la iniciativa en redes sociales en la madrugada del jueves y la
respuesta ha sido abrumadora”, afirmó.
No obstante, esto solo ha sido el principio, dado que otras
asociaciones de voluntarios de la provincia ya se están movilizando para
recoger ayuda por lo que ahora Aitor plantea que el objetivo será lanzar
campaña para poder financiar el transporte, que en esta ocasión ha sido una
donación de un grupo de empresarios altruistas.
Pero si el promotor de la iniciativa ha sido Aitor Ortega,
los verdaderos ‘padres’ de la caravana son los empresarios Abel Sanz y Carlos
Blanco. Abel, gerente de Neumáticos Abel Sanz, explicó a Ical que cuando Aitor
le trasladó la idea a primera hora del viernes, él se comprometió a encargarse
de la logística, al mismo tiempo que comenzó a recabar apoyos de otros
empresarios. Ante las enormes muestras de apoyo y dada la urgencia, Abel se
marcó como objetivo intentar llenar de ayuda todos los vehículos de los que
disponían.
El primer paso, según relata, fue ponerse en contacto con
URSU, la planta embotelladora de agua mineral de El Oso, a la que también logró
sumar para la causa. Así, los dos camiones que ha llegado a Valencia
transportaban miles de botellas con un peso total que rondaba los 28.000 kilos.
Esta donación ha sido asumida a parte iguales entre Abel Sanz, Carlos Blanco y
la propia planta embotelladora.
Además de los ayuntamientos de Arévalo y Pajares de Adaja,
Virgilio González, gerente de Construcciones Crisdavir, Alpe, Rótulos Campos y
Muebles Carretero, han sido otras empresas que han aportado su granito de arena
para que este convoy ya esté en Valencia, así como la planta de Mars en
Arévalo, que ha donado miles de kilos de comida para mascotas.
Junto con Abel Sanz, el otro empresario arevalense que se ha
volcado en la iniciativa ha sido Carlos Blanco, gerente de Cárnicas Carlos
Blanco, que además de calificar de “desolador” el paisaje que se han
encontrado, aseguró que lo mejor de toda esta iniciativa ha sido la rápida
respuesta de los morañegos que, sin dudar un minuto, se han volcado. “Los
vecinos de Arévalo y de Pajares de Adaja han demostrado su enorme solidaridad”,
afirmó Blanco, que al igual que Aitor apuntaba que ahora es preciso, poner en marcha
los instrumentos necesarios para canalizar toda la generosidad y la solidaridad
que está demostrando la sociedad en favor de las víctimas.
En el convoy humanitario también ha participado la
Agrupación de Protección Civil de Pajares de Adaja. El responsable de la misma,
Ricardo Arribas, reconocía que de todos los trabajos como voluntario que ha
realizado, este está siendo el más duro, “por lo que hemos podido ver sobre el
terreno, pero también el más gratificante y el que más te llena por dentro”.
Precisamente, el alcalde de Pajares, Federico Farelo, que
junto a un puñado de vecinos despidió de madrugada la caravana de ayuda
humanitaria, reconocía que la masiva respuesta de los vecinos supone un “chute”
de energía para seguir trabajando por el pueblo. Además, el regidor asegura que
en esta expedición Pajares ha sido una especie de embajador de todos los
pueblos de La Moraña. “Por una cuestión de urgencia hemos sido los primeros,
pero seguro que el resto de los municipios morañegos también tendrán su oportunidad
de demostrar su enorme solidaridad”, aseveró.