La Veronal está «feliz». Lo dice su padre fundador, Marcos Morau… «pese a todo». El creador habla de sus alegrías –están de dulce– en mitad de «un país con tanta precariedad y falta de recursos». Sueña con que España fuera «un referente a nivel artístico» en lo que a industria se refiere, pero no es así. «Necesitamos apoyo», suplica un tipo de Onteniente que, dentro del drama, celebra que su pueblo estuviera al sur de Valencia: «Noventa kilómetros nos han separado de la tragedia».
A él le pillamos en Roma, preparando una retrospectiva de Ennio Morricone tras superar los líos de herencias entre los descendientes, y esa misma ha sido su propia desdicha en estos días, «estar lejos de los tuyos en unos momentos así». Por suerte, estaba, igual que su gente, lo suficientemente lejos de la zona cero de la DANA.
[[QUOTE:PULL|||La compañía catalana acumula ya dos Premios Nacionales dentro de su equipo]]
Hoy es Roma y ayer era Milán, donde hace semanas que Morau fue nombrado artista residente, como ya lo era de la Staatsballett Berlin. No frena. Él mismo es ejemplo de esos «referentes mundiales» que, defiende, sí tenemos a nivel individual. Sus trabajos en la Royal Danish Ballet, la Scapino Ballet Rotterdam, la Nederlands Dans Theater, la Opera de Lyon o la Skånes Dansteater dan fe de su buen hacer –por no hablar de su nombramiento, en Francia, de Caballero de la Orden de las Artes y las Letras–. Igual que otra pata importante de la compañía, Lorena Nogal, que acaba de ser reconocida con el Premio Nacional de Danza en la categoría de Intérprete.
Morau ya logró, en 2013, este reconocimiento del Ministerio de Cultura, en el apartado de Creación, y, ahora, le abordamos a través de un Zoom para hablar, en la víspera del Día de Muertos, precisamente, de la ‘Danza de la muerte’ o ‘Totentanz’ que presentan la semana que viene en el Museo Reina Sofía (dentro de la programación del Festival de Otoño) y a finales de noviembre en el Temporada Alta gerundense. «Es la típica experiencia que todo creador quiere hacer y atravesar, como “La consagración de la primavera”», defiende apoyado en trabajos míticos que tiene en la cabeza de Pina Bausch y Jan Fabre, entre otros.
Sacar la danza del teatro
El cambio de «concepto» de la muerte a lo largo de los años y los siglos fue lo que llamó la atención de Morau. Por su cabeza recorría la idea de qué podía hablar y aportar acerca de lo que hoy, en Occidente, es un tabú y dentro de «un mundo inmerso en guerras y crisis, en el que nos hemos acostumbrado a mirar en otra dirección cuando la muerte está presente. Hay que vivir y buscar excusas para continuar a flote». El de Onteniente vio un espacio para «detenerse y hacerle un guiño», comenta: «La muerte da sentido a la vida. ¿Sin ella, le daríamos sentido a la vida?».
Sobre ese eje se ha movido un proyecto que nació para ser realizado en la Trienal de Milán, un lugar a medio camino entre el museo y el teatro, y que los días 9 y 10 de noviembre pasará por las salas de la cuarta planta del Reina Sofía (Madrid), donde La Veronal ya dialogó, a través de ‘Equal Elevations’, con una obra de Richard Serra en 2016. «Siempre me ha gustado sacar la danza del teatro; es guay hacerla fuera de donde se le espera. No queremos que los espectáculos mueran».
[[QUOTE:PULL|||”¿Un suicida es un valiente o un cobarde?”|||Marcos Morau]]
La lucha del ontinyentí por avivar la llama de la danza contrasta con el tema de su nuevo espectáculo, la muerte: «Anteriormente estaba más cercana. En otros países y otras culturas está más introducida y está menos escondida que en Occidente». Encuentra una coincidencia entre países desarrollados y la muerte como tabú: «Cuando se tienen privilegios, perspectivas de futuro, bienestar… la muerte da miedo. Para el que no tiene nada que perder, incluso, puede ser hasta un espacio de salvación. Creo que esa conclusión es clara: se da más importancia a la vida cuando se vislumbra un horizonte. ¿Un suicida es un valiente o un cobarde?», cuestiona.
¿Y a Morau le da miedo morirse? «Sí». No duda un hombre que fantasea con su propio funeral. Tiene puestos deberes a los suyos: debe sonar Mina. «Me gusta». Reconoce que la muerte ha llevado al hombre a ser «muy creativo». En concreto, «el miedo» a la desaparición «nos ha abierto mitos en un acto de creatividad dramatúrgica muy interesante. Como nadie ha vuelto de la muerte para explicarla, todo lo que nos queda es imaginarla». El creador afirma que superar el pánico al fallecimiento es como «ganar una guerra». «Vives en paz». «Asimilar que estás aquí y que esto es finito nos convierte en seres más felices».
Para perder ese miedo, ‘Totentanz. Morgen ist die Frage’ se inspira en los bailes de la Edad Media para terminar con una verdad incómoda. Entonces, se bailaba la danza de la muerte, para exorcizar el miedo al más allá. «Se la celebraba con euforia, como una catarsis de movimientos espasmódicos y sacudidas violentas. ¿Es posible hoy retomar aquella idea?», se preguntan.
Dónde: Museo Reina Sofía, Madrid. Cuándo: 9 y 10 de noviembre. Cuánto: entradas agotadas.