Aunque la OPA de BBVA a Sabadell, anunciada el pasado mes de mayo, se está complicando más de lo esperado y nadie sabe aún cuál será el final de esta historia, lo cierto es que desde que la entidad anunció su intención de comprar el banco con sede en Alicante, la preocupación cundió entre los empresarios de la Comunitat Valenciana. El recuerdo de antiguas fusiones, en las que «uno más uno no sumaron dos», se reabrió y ha empujado ahora a la patronal valenciana a adoptar medidas.
El presidente de la Confederación Empresarial de la Comunidad Valenciana (CEV), Salvador Navarro, mantuvo ayer una reunión con altos directivos de BBVA para exigirles una serie de compromisos, como el mantenimiento de los puestos de trabajo y de los créditos a las empresas -pymes en su gran mayoría- de la región.
En el encuentro se fraguaron varias promesas por parte de la entidad financiera. Por una parte, que la operación tenga un impacto social mínimo, es decir, intentar mantener los puestos de trabajo que Banco Sabadell genera en la región; mantener un compromiso y una sensibilidad especiales con el territorio y, en cuanto al crédito, el banco se comprometió, no solo a no reducirlo, sino a incrementarlo.
Desde la CEV señalaron que valoran positivamente estos tres compromisos que «contribuyen a disminuir la incertidumbre generada», pero recordaron que «la actividad y compromiso del Sabadell es histórica y probada».
«Las pymes, que son prácticamente la totalidad de nuestro tejido productivo, confían en el Sabadell y el BBVA se la tendría que ganar, por lo que seguimos con preocupación el resultado final de la operación».
Es decir, que los compromisos en la teoría pueden servir como pequeño bálsamo ante el temor de las consecuencias de dicha operación, pero serán solo los hechos los que demuestren si, finalmente, BBVA es capaz de mantener la esencia valenciana de la entidad en al región.
Hay que recordar que Banco Sabadell se fusionó con la histórica alicantina Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) en el año 2012 después de un traumático proceso de descomposición de esta entidad, que se unió al de Banco de Valencia. Tras aquella operación, y junto con el proceso independentista de Cataluña, el banco catalán decidió trasladar su sede social y fiscal a Alicante, por lo que hoy en día es una entidad valenciana.