Ahora va a resultar que si el Partido Popular no apoya el proyecto de Presupuestos que apuntalarían al gobierno social comunista hasta el final de la legislatura, la comunidad valenciana damnificada por la tragedia de la dana se resentiría seriamente a la hora de recibir las correspondientes ayudas económicas. Definitivamente en nuestra política se aprovecha todo como en las partes del cerdo. Cualquier excusa es válida para conseguir los objetivos. Pedro Sánchez lleva años demostrando sobradamente –por muy complicada que sea su coyuntura– que cualquiera que pretenda situarle en su hora final de manera irremisible y por muy irrefutables que sean las losas sobre las espaldas del actual presidente, no solo puede estar equivocándose gravemente, sino que además puede estar sentando los fundamentos de su propia defunción política. El actual jefe del Gobierno lo lleva demostrando desde su llegada a la secretaría general del PSOE antes y después de aquel 1 de octubre con urna de pega tras una cortina, luego a bordo de un Peugeot y más allá aplicando su manual de supervivencia desde la llegada a una Moncloa a la que se ha aferrado con la solo igualable fuerza de quien adelanta elecciones con todas las encuestas favoreciendo al bloque de la derecha y dándoles la vuelta en el último minuto y de penalti gracias a la manifiestamente mejorable venta de los pactos PP-Vox tras los comicios autonómicos.
Sánchez es el más consumado maestro a la hora de aprovechar cualquier coyuntura por inverosímil que parezca para desgastar a la oposición, recuperar aliento en la demoscopia y dar una vuelta de campana a la situación política. No diré que la catástrofe de Valencia vaya a ser utilizada con frialdad de mármol por los estrategas de La Moncloa, sería poco riguroso, pero sí que vincular tragedias como la de la dana a un proyecto presupuestario con marcado ADN de los partidos que apoyan al Gobierno, además de resultar demagógico crea una notable confusión. En el caso hipotético de que con esta excusa los Presupuestos de Sánchez salieran adelante estaríamos hablando de meses de espera para la aplicación de las ayudas, dado que estos Presupuestos no entrarían en vigor precisamente pasado mañana. Casos como el volcán de La Palma o el terremoto de Lorca, por poner dos ejemplos, se afrontaron con la suficiente celeridad vía real decreto ergo, fórmulas hay, por si al Gobierno le sirve el recordatorio.