Cada vez con más asiduidad, Estados Unidos está haciendo públicas las acciones que lleva a cabo para evitar el espionaje o influencia de China. A principios del 2023, la Casa Blanca anunció que había derribado un globo espía chino que sobrevoló el país norteamericano durante varios días. Este 2024, la administración de Biden está tratando por todos los medios de eliminar o controlar la red social Tik Tok a la que acusa de recopilar datos confidenciales de los usuarios para posteriormente influir en sus decisiones. Con las elecciones presidenciales a la vuelta de la esquina, la preocupación en este sentido ha ido creciendo.
El último jaque al país asiático ha tenido en lugar en Nueva York esta semana. Linda Sun, la que fuera asistente de la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, ha sido acusada de trabajar como agente encubierto para el gobierno chino y aprovechar su cargo para favorecer los intereses de su país. Ella asegura que es inocente, y que nunca ha actuado maliciosamente en los 15 años que lleva trabajando para las autoridades estatales neoyorquinas, pero la acusación pública, en su escrito de 64 páginas no lo ve igual.
La fiscalía revela momentos puntuales en los que la supuesta espía china actuó. Como cuando impidió que los diplomáticos taiwaneses se pusieran en contacto con el con el gobierno estatal y compartieran de forma encubierta documentos internos con Beijing. A cambio China, supuestamente, entregó a Sun y a su marido Chris Hu, que también ha sido acusado, millones de dólares en sobornos que les permitió comprarse sus propiedades y llevar un costoso estilo de vida. Ambos vivían en una casa valorada en $3.5 millones de dólares en Long Island, y eran propietarios de otra vivienda en Honolulu (Hawái) de $1,9 millones, además de poseer dos coches de lujo, incluido un Ferrari 2024.
Sun, de 41 años, también trabajó con el anterior gobernador, Andrew Cuomo, y aprovechó su puesto en la administración para incluir a un funcionario del gobierno chino en una llamada telefónica privada para discutir la respuesta de las autoridades a la pandemia de COVID-19 en marzo del 2020. Según apuntan los fiscales federales, a través de un mensaje de texto, Sun le dijo al trabajador del gobierno asiático que mantuviera su teléfono en silencio durante la reunión que duró cerca de 32 minutos. Al terminar, el funcionario le envió un mensaje a su interlocutora dándole las gracias por incluirle en la conversación telefónica porque había sido muy útil.
Según han revelado varis funcionarios a medios norteamericanos, parte de la estrategia a largo plazo de Beijín es llegar a funcionarios locales y estatales estadounidenses que puedan asegurar más apoyo a la administración a China. Los expertos apuntan a que perfiles como el de Sun son especialmente interesantes para el gobierno asiático. Ella ocupaba un puesto clave y además, los chino-estadounidenses con amplias conexiones en China son muy interesantes para el gobierno de Xi Jinping porque puedes amenazar a las familias, puedes incentivarlas, ha explicado Dennis Wilder, un ex agente de la CIA a la cadena NBC. El mensaje es claro, tu familia tendrá una vida mucho mejor en casa si cooperas con nosotros.
Sun es solo el caso más reciente de personas que viven en Nueva York a las que los fiscales federales han acusado de ser un agente secreto chino, pero no el único. El mes pasado se detuvo a Yuanjun Tang, de 67 años que consiguió la ciudadanía estadounidense tras concedérsele asilo político, por espiar a activistas y disidentes chinos a favor de la democracia. A principios de agosto, fue el turno del chino- estadounidense Shujun Wang, un académico de 75 años acusado de utilizar su reputación para recopilar información acerca de disidentes y compartirla con el gobierno asiático.
Hasta ahora China ha negado cualquier acusación de espionaje, y en una rueda de prensa tras la detención de Sun, Liu Pengyu, portavoz de la embajada china en Washington, aseguró que en los últimos años el gobierno y los medios de EE. UU. han exagerado con frecuencia las narrativas de los llamados agentes chinos, muchas de las cuales luego se ha demostrado que eran falsas. Las autoridades norteamericana siguen en alerta ante lo que ellos consideran una creciente amenaza de infiltración, de la que ya advirtió el Centro Nacional de Contrainteligencia en 2022.