Los de Turismo no necesitan inglés, dice Pedro

Los de Turismo no necesitan inglés, dice Pedro

Así, sin anestesia. El Gobierno ha publicado, en mayo, dos reales decretos por los que se establecen títulos de Formación Profesional de grado medio y superior, y se fijan sus enseñanzas mínimas, lo que, como resultado, reduce el algunos casos el número de horas lectivas en inglés de 9 a 2. El recorte afecta a cursos como Turismo y Comercio Exterior en los que, convendrán conmigo, conocer bien la legua franca internacional tiene su importancia, sobre todo, si no has tenido unos padres ricos que te hayan enviado a un internado en Suiza o te ha pillado el Brexit y pasarte dos veranos de camarero en Londres se ha puesto muy cuesta arriba. Salvo en Galicia, que han legislado ad hoc para corregir el entuerto, en el resto de España los de la Formación Profesional están obligados a tomar decisiones diabólicas a la hora de elegir las asignaturas optativas.

Pónganse en el caso de un estudiante de la familia de Hostelería y Turismo que debe optar entre reforzar el inglés o cursar enoturismo y viticultura o Marketing gastronómico, por ejemplo, cuando la cultura del vino se está expandiendo en el mundo, especialmente en Asia, las bodegas se abren al público y el personal disfruta descubriendo los matices de un buen caldo. No entro en lo del Comercio Exterior o la especialidad de Agencias de Viajes porque es de traca y tampoco hablaremos de cómo queda el francés, que va camino de la extinción en la FP. Supongo que cuando el resto de las comunidades autónomas se lean los reales decretos harán algo de provecho con sus competencias, aunque, de momento, el lío en los centros está servido, que las horas optativas son bien escaso y le cae el marrón a la dirección de hacer elegir a los estudiantes o escoger por ellos.

Luego, claro, al Gobierno se le llena la boca hablando de lo importante que es la formación profesional y jactándose de lo bien que lo hacen todo, pero ya les digo que sin inglés no vendes un Rioja en Alemania, China y Estados Unidos por muy bueno que sea, que lo es. El problema es que las empresas conocen de primera mano las habilidades profesionales que precisan y me parece que los del internado en Suiza va a seguir partiendo con ventaja sobre los de la FP. No sé para qué hemos aguantado cuarenta años de turra supremacista progresista en la educación para que hayamos convertido la enseñanza pública en aparcaderos de adolescentes.

¿Exageración? Hablen con los profesores de los institutos en las zonas conflictivas y a ver qué opinan. Pero, en fin, si hacemos lo mismo que, veinte años antes, hizo el socialismo en Francia, Bélgica y Suecia, o los demócratas en Estados Unidos, se antoja absurdo esperar un resultado diferente. La Formación Profesional, con independencia del grado, es fundamental para un país que quiera seguir avanzando en la búsqueda de la excelencia. Y sus alumnos, como los del resto, tienen que graduarse con el dominio o el manejo hábil de un idioma extranjero, a ser posible, adecuado a su especialidad. Más aún cuando tenemos centros punteros de FP a los que habría que techar de plata y oro.

¿Recuerdan cuándo los aves llegaban puntuales a la estación? ¿Cuándo te atendían en la Seguridad Social sin cita previa? ¿Cuándo te cogían en teléfono en la Administración? ¿Cuándo te atendían en la sucursal bancaria como a una persona? ¿Cuándo tenías la seguridad de que lo que publicaban los periódicos era lo más aproximado a la verdad? ¿Cuándo los fiscales eran sólo fiscales? Pues con la FP, lo mismo.

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