Los Grimaldi vuelven a sonreír en familia

Los Grimaldi vuelven a sonreír en familia

Los últimos años no han sido fáciles para los Grimaldi. Los severos problemas de salud que sufrió la princesa Charlène y que la llevaron a alejarse un tiempo de su familia desataron los rumores de crisis entre ella y Alberto de Mónaco. El regio matrimonio desmintió una y otra vez las habladurías que incluso apuntaban a un posible divorcio, y cuando parecía que por fin habían parado las rotativas de la prensa sensacionalista, un nuevo escándalo menos baladí se cernió sobre palacio.

El antiguo administrador de cuentas del príncipe hizo públicos los cuadernos que ponen de manifiesto los elevadísimos gastos de la consorte a cuenta del principado, así como un sinfín de irregularidades en el entorno de Alberto, desde cuentas secretas en las Islas Caimán, Suiza y Francia hasta fraudes al fisco monegasco.

Pese a la alargada sombra de la corrupción que amenaza con una fuerte crisis de reputación, los Grimaldi mostraron su mejor sonrisa el pasado fin de semana en el Gran Premio de Fórmula 1 de Mónaco. Con permiso del piloto Charles Leclerc, el ganador de la carrera, todos los ojos estuvieron puestos en Charlène y Alberto, que hicieron patente la complicidad que hay entre ellos. Acompañados también de su hijo Jacques, intercambiaron diferentes muestras de afecto poco habituales en la realeza, como el abrazo por la cintura del príncipe a su mujer o el apoyo que esta buscó en el brazo de su marido al posar en la alfombra roja de la cena de gala posterior a la competición. Una forma clara y concisa de manifestar que se mantienen unidos pese a todo lo ocurrido.

Pero no fueron ellos los únicos Grimaldi que acapararon las miradas en el Gran Premio, sino que algunos de sus sobrinos tampoco faltaron a esta cita en Montecarlo y fueron objetivo de los fotógrafos. Carlota Casiraghi, hija de Carolina de Mónaco y Stéfano Casiraghi, charló animadamente con sus tíos en la zona del podio, aunque destacó especialmente la buena sintonía que demostró con Charlène, a quien hizo reír a carcajadas en varias ocasiones.

Andrea y Pierre Casiraghi, hermanos de Carlota, también atendieron la importante jornada deportiva. Este último acudió acompañado de su mujer, la periodista Beatrice Borromeo, que dio una lección de elegancia con un siempre acertado estampado de pata de gallo.

Llegada la noche, los guapísimos hermanos Pierre y Andrea continuaron la fiesta en la Jimmy’z Monte-Carlo, una de las discotecas de música electrónica más exclusivas de Mónaco. Allí se unieron a la celebración de Charles Leclerc y la pareja del piloto, Alexandra Saint Mleux, con quienes se les vio saltando al son del DJ. La familia Grimaldi lo tiene claro: las penas se van bailando.

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