Maarten Wetselaar (Leiden, Países Bajos, 55 años) lo tiene claro: el futuro de Moeve —el nuevo nombre de Cepsa, desde la semana pasada— no pasa por el crudo y el gas. Frente al frenazo reciente de otras petroleras europeas, el primer ejecutivo de la española defiende que los combustibles renovables y la movilidad eléctrica aportarán más de la mitad de sus beneficios a finales de esta década. “Es un cambio irreversible, no hay marcha atrás”, sostiene en un Madrid Arena desangelado, después de que la destructiva dana de Valencia haya obligado a la energética a cancelar el evento de puesta de largo de su nueva marca. Minutos después de terminar la conversación, el Gobierno español, arrastrado por sus socios, se ve obligado a dejar caer el impuesto extraordinario a las energéticas. Una figura fiscal contra la que el sector —y la propia Cepsa— ha sido particularmente beligerante.
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